Página 254 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

Basic HTML Version

Las reuniones de junta
Recuerden los que asisten a reuniones de junta que se encuen-
tran con Dios, quien les ha dado su obra. Reúnanse con reverencia
y consagración del corazón. Se reúnen para considerar asuntos im-
portantes relacionados con la causa de Dios. En todo detalle sus
acciones deben demostrar que desean comprender su voluntad acer-
ca de los planes que se han de trazar para el progreso de su obra. No
malgasten un momento en conversación sin importancia; porque los
asuntos del Señor deben dirigirse en forma perfecta y eficiente. Si al-
gún miembro de una junta es descuidado e irreverente, recuérdesele
que está en la presencia de un Testigo que pesa todas las acciones.
Se me ha indicado que las reuniones de junta no agradan siempre
a Dios. Algunos han acudido a estas reuniones con un espíritu
de crítica, frío, duro y carente de amor. Los tales pueden hacer
mucho daño; porque los acompaña la presencia del maligno que
los mantiene del lado erróneo. Con cierta frecuencia su actitud
insensible hacia las medidas que se están considerando produce
perplejidad y demora las decisiones que deberían tomarse. Los
siervos de Dios que necesitan descanso mental y sueño han sido
angustiados y recargados por estos casos. Con la esperanza de llegar
a una decisión, continúan sus reuniones hasta muy avanzada la
noche. Pero la vida es demasiado preciosa para ponerla en peligro
de esta manera. Dejad al Señor llevar la carga. Esperad que él ajuste
las dificultades. Dad descanso al cerebro agobiado. El prolongar las
sesiones hasta horas que no son razonables es algo destructor para
las facultades físicas, mentales y morales. Si se diesen al cerebro los
debidos momentos de descanso, los pensamientos serían claros y
agudos, y los asuntos se atenderían con presteza.
La alimentación y las reuniones de junta
Antes que nuestros hermanos se reúnan en concilio o reunio-
nes de directorio, cada uno debe presentarse ante Dios, escudriñar
[245]
250