Página 34 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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Obreros de entre las filas
Dios observa este mundo con intenso interés. El conoce la ca-
pacidad que los hombres tienen para el servicio. Al mirar el curso
de los siglos, el Señor cuenta a sus obreros -tanto hombres como
mujeres- y les prepara el camino, diciendo: “Les enviaré a mis men-
sajeros, y en medio de las tinieblas verán que brilla una gran luz.
Al ser ganados para servir a Cristo, utilizarán sus talentos para la
gloria de mi nombre. Se los verá salir a trabajar para mí con celo y
devoción. La verdad llamará poderosamente la atención de millares
como resultado de sus esfuerzos, y los hombres que se hallan ciegos
espiritualmente recibirán la vista y contemplarán mi salvación. La
verdad cobrará tal prominencia que podrán leerla aun los que pasen
corriendo. Se diseñarán diversos medios con el fin de alcanzar los
corazones. En esta obra se utilizarán algunos métodos diferentes
de los que se han usado anteriormente, pero que nadie los estorbe
criticándolos a causa de ello”.
Las personas a quienes Dios elige como obreros, no siempre son
gente de talento a la vista del mundo. A veces escoge a gente sin
instrucción y les asigna una tarea especial. Estos tienen acceso a
una clase que otros no podrían alcanzar. Al abrir sus corazones a
la influencia de la verdad, Cristo les imparte sabiduría. Sus vidas
inspiran y exhalan la fragancia de la piedad. Eligen cuidadosamente
las palabras antes de hablarlas. Se desviven por promover el bienes-
tar de sus semejantes. Se acercan a los necesitados y desanimados
llevándoles alivio y felicidad. Comprenden la necesidad de permane-
cer constantemente bajo la enseñanza de Cristo, para poder trabajar
en armonía con la voluntad de Dios. Estudian la mejor forma de
imitar el ejemplo dado por el Salvador al llevar la cruz y negarse
a sí mismo. Al constituirse en testigos de Dios, revelan su amor y
compasión y le rinden toda la gloria a Aquel a quien aman y sirven.
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Aprenden constantemente del Gran Maestro, y desarrollan cada
vez un más alto grado de excelencia, aunque siempre se mantienen
bajo el sentimiento de su propia ineficacia y debilidad. Su fuerte y
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