Página 47 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 7 (1998)

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La obra en el gran Nueva York
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muchas personas que buscan la verdad al hacer una obra de casa en
casa, dando estudios bíblicos a las familias. Enseñará a la gente el
camino del Señor mediante el estudio de las Escrituras, por medio
de la oración y el ejercicio de la fe.
El Señor tiene muchas preciosas almas que no han doblado su
rodilla ante Baal en el gran Nueva York, además de muchos otros
que han caminado por ignorancia en los senderos del error. Sobre
ellos debe brillar la luz de la verdad, para que puedan ver a Cristo
como el camino, la verdad y la vida.
Hemos de presentar la verdad en el amor de Cristo. La obra no
debiera ir acompañada de ninguna extravagancia ni aspaviento. Se
la debe realizar según la orden de Cristo. Se la hará avanzar con
humildad y en la sencillez del Evangelio. Que los obreros no se
dejen intimidar por las apariencias externas, por amenazantes que
parezcan. Prediquen la Palabra, y mediante su Espíritu Santo el
Señor enviará la convicción a los creyentes.
Después que la verdad haya impresionado los corazones, y hom-
bres y mujeres la hayan aceptado, estas personas han de ser tratadas
como pertenecientes a Cristo y no como propiedad humana. Ningún
ser humano pretenderá atar a otros a sí mismo, como si quisiera
controlarlos, diciéndoles que deben hacer esto y prohibiéndoles rea-
lizar lo otro, mandando y dictando órdenes como si fuera un oficial
a cargo de una compañía de soldados. Así hacían los sacerdotes
y dirigentes del tiempo de Cristo, pero esta forma de actuar no es
correcta. Los obreros han de avanzar unidos en Cristo, pero no se
ejercerá ninguna autoridad insensata sobre los que aceptan la verdad.
La mansedumbre de Cristo debe caracterizar todo lo que se diga y
haga.
Que el obrero demuestre su crecimiento en la gracia sometiéndo-
se a la voluntad de Dios. De este modo obtendrá una rica experiencia.
Al recibir a Cristo por la fe, al creer en él y obedecer sus palabras,
experimentará una intensificación de sus esfuerzos; practicará una
fe que obra por el amor y purifica el alma. En su vida se observará
el fruto del Espíritu, mientras que la eficacia del Espíritu se verá en
su trabajo.
Cristo es nuestro ejemplo, nuestra inspiración y nuestro “galar-
dón en manera grande”. “Vosotros sois labranza de Dios, edificio
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de Dios”.
1 Corintios 3:9
. Dios es el Maestro constructor, pero al