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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
los hombres y la hueste angelical. Tenemos seguridad sólo cuando
estamos dedicados a la verdad. Entonces el mundo sabrá dónde
estaremos parados en el día de la prueba y tribulación.
Si la obra que se inició en la Asociación General se hubiera
llevado a cabo a la perfección, yo no me sentiría obligada a escribir
estas palabras. Hubo oportunidad de confesar o negar el mal, y en
muchos casos la negación vino para evitar las consecuencias de la
confesión.
A menos que haya una reforma, vendrá la calamidad sobre la
casa publicadora, y el mundo sabrá por qué. Se me ha mostrado que
no ha habido un retorno hacia Dios con toda sinceridad de cora-
zón. El Señor es deshonrado en nuestras instituciones que fueron
establecidas en honor de él. Esta grave indiferencia hacia los man-
damientos de Dios en la casa publicadora ha dejado su impresión
en los trabajadores. Dios pregunta: “¿No os juzgaré por causa de
esto?” Vi a ángeles del cielo retirándose con rostros apenados. Dios
ha sido burlado por vuestra dureza de corazón, que aumenta cada
vez más. Conforme a su responsabilidad será el castigo de aquellos
que conocen la verdad y que, sin embargo, hacen caso omiso de los
mandatos de Dios.
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