Página 99 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Una advertencia solemne
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vino de la ira de Dios que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira;
y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles
y del Cordero”.
Apocalipsis 14:9, 10
.
El pueblo de Dios ha de guardar sus mandamientos, poniendo a
un lado toda política mundanal. Habiendo adoptado los principios
de un correcto proceder, han de reverenciar estos principios porque
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son de origen celestial. La obediencia a Dios os es de más valor que
el oro o la plata. Sujetándonos al yugo con Cristo, aprendiendo su
mansedumbre y humildad, acortaremos muchos conflictos, porque
cuando el enemigo se apresure cual río sobre nosotros, el Espíritu
de Dios alzará un pendón contra él.
Me dirijo a los que al aceptar puestos de confianza en la casa
publicadora llevan sobre sus hombros la responsabilidad de ver que
los trabajadores reciban una educación correcta. Procurad daros
cuenta de la importancia de vuestra obra. Aquellos que demuestran
por sus acciones que no hacen ningún esfuerzo para distinguir entre
lo sagrado y lo profano han de saber que, a menos que se arrepientan,
los juicios de Dios caerán sobre ellos. Estos juicios podrán dilatarse,
pero vendrán. Si debido a que vuestras propias mentes no están
despejadas ni ennoblecidas predisponéis otras mentes hacia el mal,
Dios os pedirá que rindáis cuenta. Él preguntará: “¿Por qué hicisteis
la obra del diablo cuando debisteis haber estado haciendo una buena
obra para el Maestro?”
En el gran día del ajuste final de cuentas, el siervo infiel se
enfrentará con el resultado de su infidelidad.
Os envío esto [este mensaje] porque temo por vosotros. El incre-
mentado cuerpo de obreros podría mejor enviarse a trabajar a otros
lugares. Durante las horas de la noche, he estado hablando ferviente-
mente con vosotros en vuestras reuniones, presentándoos la verdad
tal cual es en Jesús. Pero algunos la rechazaron. Se habían colocado
fuera del alcance de la convicción. Ahogando la conciencia, pecaron
contra una gran luz y conocimiento, a tal punto que ella ya no pudo
penetrar en sus corazones endurecidos.
Algunos han sacrificado sus principios por tan largo tiempo que
son incapaces de percibir la diferencia entre lo sagrado y lo profano.
Los que rehúsan hacer caso de la instrucción del Señor con seguridad
seguirán por un camino que desciende a la ruina. El día de la prueba
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y tribulación está cerca. Que cada hombre proclame su lealtad ante