Página 102 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
una reforma. Hubo convicción y fueron tocados los corazones, pero
no se llevó a cabo una obra profunda. Si los corazones endurecidos
se hubieran quebrantado en arrepentimiento ante Dios, habríamos
visto una de las más grandes manifestaciones del poder de Dios que
jamás se haya visto. Pero Dios no fue honrado. No se hizo caso
a los testimonios de su Espíritu. Los hombres no se apartaron de
las prácticas que estaban en oposición directa a los principios de la
verdad y la justicia, que siempre deben ser sostenidos en la obra del
Señor.
Los mensajes dirigidos a las iglesias de Éfeso y Sardis me han
sido repetidos con frecuencia por Aquel que me da instrucción para
su pueblo: “Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene
las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete
candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo
y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los
que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;
y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por
amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que
has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído,
y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a
ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”.
Apocalipsis 2:1-5
.
“Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete
espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras,
que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, afirma
las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras
perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido
y oído: y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti
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como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti”.
Apocalipsis
3:1-3
.
Estamos viendo el cumplimiento de estas advertencias. Nunca
antes se había cumplido una escritura tan al pie de la letra como
éstas.
Los hombres pueden levantar edificios construidos con el mayor
esmero y hechos a prueba de fuego, pero un solo toque de la mano
de Dios, una sola chispa del cielo, arrasará todo refugio.
Se me ha preguntado si tengo algún consejo que dar. Ya he dado
el consejo que Dios me ha dado a mí, con la esperanza de evitar la