Página 14 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Los tiempos del tomo ocho
El tomo 8 fue publicado para hacer frente a una crisis: la mayor
que la Iglesia Adventista del Séptimo Día había tenido que encarar
hasta entonces. Se nota la urgencia del asunto en el hecho de que el
libro vio la luz en marzo de 1904, quince meses después de haber
sido publicado el tomo 7. En el momento de su publicación, no se
sabía qué giro tomarían las cosas. Hoy día podemos contemplar el
pasado y darnos cuenta de que su instrucción estabilizadora desem-
peñó un papel importantísimo en la prevención del desastre que
amenazaba.
Al mismo tiempo que la obra de la denominación procuraba
extenderse por todo el mundo -y a pesar de que se había llevado a
cabo una reorganización de la Asociación General, lo cual dio lugar
a un crecimiento acelerado y saludable-, se produjeron en nuestra
sede de la ciudad de Battle Creek ciertos sucesos que, de no haberse
mantenido a raya, habrían ocasionado la destrucción de los propios
fundamentos de la fe adventista del séptimo día. Todo ocurrió de una
manera tan solapada que, al principio, los peligros de la situación
pasaron inadvertidos debido a que el error se presentaba bajo el
manto de “nueva luz”.
Casi al fin del siglo algunos de los obreros de nominaciones, y
particularmente el representante de los intereses médico misioneros,
promovían ciertas ideas referentes a la persona de Dios, que estaban
muy fuera de armonía con las claras enseñanzas de la Palabra de
Dios y la posición de la iglesia. No obstante, estas enseñanzas eran
promulgadas como si hubieran sido un adelanto en la comprensión
del mensaje y se aseveraba que de ser aceptadas por la mayoría, pro-
ducirían en el pueblo de Dios una gloriosa experiencia que serviría
para apresurar la terminación de la obra.
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Estas ideas panteístas visualizaban a Dios no como un gran ser
personal que rige el universo, sino más bien como una especie de
poder o fuerza visible y palpable en la naturaleza y difundido por
toda la atmósfera. Confundiendo el poder de Dios con su personali-
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