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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
sería el bien que nuestras iglesias más pudientes harían si auxiliaran
a sus iglesias hermanas, elevándolas a un nivel de prosperidad!
La ayuda para los que la necesitan
Como agentes de Dios, hemos de tener corazones de carne,
llenos del amor que nos insta a ser de ayuda para los que tienen
mayor necesidad que nosotros. Si vemos a nuestros hermanos y
hermanas luchando bajo la pobreza y la deuda, si vemos iglesias
que están en necesidad de ayuda financiera, debemos manifestar un
interés abnegado en ellos y auxiliarlos en la medida que Dios nos ha
prosperado a nosotros. Si los que están a cargo de alguna institución
ven a otras instituciones luchando tenazmente por conseguir espacio
para estar en pie con el fin de realizar una obra semejante a la de
ellos, que no les dé envidia.
No procuréis eliminar a un grupo que se esfuerza y jactaros
por ello con un sentido de superioridad. Deberíais más bien limitar
algunos de vuestros grandes proyectos y auxiliar a los que están
en necesidad. Ayudadlos a llevar a cabo algunos de sus proyectos
para ampliar sus instalaciones. No, empleéis cada dólar en la am-
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plificación de vuestras instalaciones y en el aumento de vuestras
responsabilidades. Reservad parte de vuestros recursos para esta-
blecer instituciones y escuelas en otros lugares. Necesitaréis mucha
sabiduría para determinar dónde establecer estas instituciones para
que el pueblo reciba el mayor beneficio. Todos estos asuntos deben
recibir la más franca consideración.
Los que ocupan puestos de responsabilidad necesitarán sabiduría
de lo alto para manejar las cosas justamente, amar la misericordia
y demostrarla no sólo a los pocos, sino a todos con quienes se
relacionan. Cristo identifica sus intereses con los de su pueblo, no
importa cuán pobre y necesitado sea. Se deben abrir misiones para
la gente de color, y todos deben intentar hacer algo de inmediato.
Hay necesidad de establecer instituciones en diferentes lugares
para que hombres y mujeres se pongan a trabajar haciendo lo mejor
que puedan en el temor de Dios. Ninguno debiera perder de vista su
misión y trabajo. Que todos procuren cumplir con éxito el trabajo que
tienen entre manos. Todas nuestras instituciones deben tener esto en
mente y esforzarse por lograr el éxito; pero a la vez recordar que su