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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
la crisis y la iglesia se salvó. Ningún poder humano de por sí hubiera
podido preservar la iglesia en esta crisis.
Además de esta destacada controversia doctrinal, había otros
asuntos de carácter eclesiástico en los tiempos del tomo 8. Apenas
unas pocas semanas después de haber salido el tomo 7 de la imprenta,
con su mensaje de consejo concerniente a la obra que se efectuaba
en las casas publicadoras, la imprenta de la Asociación Publicadora
Review and Herald [Review and Herald Publishing Association]
fue destruida por fuego. Este era el segundo gran desastre en Battle
Creek y ocurrió menos de once meses después del incendio del
sanatorio.
Con relación a esta pérdida surgieron problemas mucho más
serios que la reconstrucción de la propiedad destruida. Por años
los consejos del espíritu de profecía habían recomendado que los
creyentes debían esparcirse desde Battle Creek y establecer las em-
presas del sanatorio, de educación y publicaciones en otros lugares.
Con urgencia se había instado a nuestro pueblo que no se congre-
garan en grandes Números en la sede de la obra. Fue en respuesta
a estos consejos que el antiguo Colegio de Battle Creek se había
mudado a Berrien Springs, Míchigan, un lugar de campo. Ya que el
plantel de producción de la Review and Herald había sido destruido
por fuego, a los dirigentes les pareció que era el tiempo propicio
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de trasladar la obra de la casa publicadora a otra localidad y, por lo
tanto, se dieron los pasos necesarios en esa dirección.
Desde el principio la sede de la Asociación General estaba ubi-
cada cerca de la oficina de la Review and Herald. Las dos parecían
ser inseparables. Cualquier plan de trasladar una de ellas por fuerza
involucraba la otra. Respondiendo al consejo procedente del espí-
ritu de profecía, se buscaron localidades adecuadas y, finalmente,
se encontraron propiedades aceptables en las afueras de Washing-
ton, la capital de la nación. La obra de la casa publicadora y de la
Asociación General fueron trasladadas a ese centro en agosto de
1903.
Con el fin de ayudar a los adventistas del séptimo día a compren-
der el trasfondo del desastre que arrasó la casa publicadora y para
que se viera la necesidad de reubicar la obra sobre una nueva base y
en una localidad diferente, se presentaron los “Consejos a menudo
repetidos”. en el tomo 8.