Página 21 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Nuestra obra
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tinieblas cubren la tierra y oscuridad los pueblos. La verdad del Dios
viviente deberá aparecer en contraste con el error. Proclamad las
buenas nuevas. Tenemos un Salvador que ha dado su vida para que
aquellos que creen en él no perezcan, sino que tengan vida eterna.
Surgirán obstáculos en el avance de la obra de Dios, pero no te-
máis. A la omnipotencia del Rey de reyes, nuestro Dios, que cumple
su pacto, une la delicadeza y el cuidado de un tierno pastor. Nada
puede impedirle el camino. Su poder es absoluto y es la prenda
para el seguro cumplimiento de sus promesas a su pueblo. Él puede
remover todos los obstáculos al avance de su obra. Él posee los re-
cursos para eliminar toda dificultad para que aquellos que le sirven,
y tienen respeto por los medios que él utiliza, puedan ser libertados.
Su bondad y su amor son infinitos y su pacto es inalterable.
Los planes de los enemigos de su obra al parecer son firmes y
bien trazados, pero él puede echar abajo los planes más sólidos, y
lo logrará a su debido tiempo, cuando vea que nuestra fe ha sido lo
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suficientemente probada y que estamos acercándonos a él y haciendo
de él nuestro consejero.
En los días más oscuros, cuando las apariencias sean de lo más
lúgubres, no temáis. Tened fe en Dios. Él está obrando su voluntad,
haciendo bien todas las cosas en favor de su pueblo. La fuerza de
aquellos que le aman y le sirven será renovada de día en día. Su
sabiduría será puesta al servicio de ellos para que no tropiecen al
llevar a cabo sus propósitos.
No debiera haber desaliento en el servicio de Dios. Nuestra fe
deberá resistir toda la presión que se ponga sobre ella. Dios puede y
quiere otorgar a sus siervos toda la fuerza que necesiten. Él cumplirá
de una manera sobreabundante las esperanzas más elevadas de los
que confían en él.
Dijo el experimentado apóstol Pablo: “Y me ha dicho: Bástate mi
gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de
buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose
sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo
en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en
angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
2 Corintios
12:9, 10
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Oh, mis hermanos, retened firme hasta el fin vuestra confianza
del principio. La luz de la verdad de Dios no debe apagarse. Ha de