Página 216 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Lecciones aprendidas del pasado
La centralización
Fue el propósito de Dios que después del diluvio, en cumpli-
miento del mandato dado a Adán, los hombres se dispersaran por
toda la tierra para henchirla y sojuzgarla.
Pero a medida que los descendientes de Noé aumentaban en
número, la apostasía se manifestó. Los que querían deshacerse de las
restricciones de la ley de Dios decidieron separarse de los adoradores
de Jehová. Determinaron mantener su comunidad unida en un cuerpo
y fundar una monarquía que con el tiempo abarcara el mundo entero.
En el valle de Sinar resolvieron edificar una ciudad con una torre
que sería la maravilla del mundo. Esta torre sería tan alta que ningún
diluvio podría alcanzar hasta la cúspide, y tan enorme que nada sería
capaz de derribarla. Así era como esperaban garantizar su propia
seguridad e independizarse de Dios.
Esta confederación se originó como resultado de la rebelión
contra Dios. Los moradores del valle de Sinar establecieron su reino
para su propia exaltación y no para la gloria de Dios. De haberlo
logrado, habría imperado un gran poder que hubiera proscrito la
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justicia e inaugurado una nueva religión. El mundo habría sido
desmoralizado. Teorías erróneas hubieran apartado las mentes de la
lealtad a los estatutos divinos, y la ley de Jehová habría sido ignorada
y olvidada. Pero Dios nunca deja al mundo sin sus testigos. En ese
tiempo había hombres que se humillaban ante Dios y clamaban a él.
“Oh Dios -imploraban-, intervén en favor de tu causa y en contra de
los planes y métodos de los hombres”. “Y descendió Jehová para
ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres”.
Génesis 11:5
. Ángeles fueron enviados para frustrar los propósitos
de los constructores.
La torre había alcanzado una elevada altura, y les era imposible
a los trabajadores que estaban arriba comunicarse directamente con
los que estaban abajo; por lo tanto, se estacionaron hombres en dife-
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