Página 219 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Lecciones aprendidas del pasado
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No obstante los frecuentes consejos en contra, los hombres si-
guieron planificando para la centralización del poder, juntando mu-
chos intereses bajo un solo control. Esta obra se empezó por primera
vez en las oficinas de la Review and Herald. Las cosas se manipu-
laron primero de una manera y luego de otra. Fue el enemigo de
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nuestra obra quien promovió el llamado a la consolidación de la
obra publicadora bajo un solo poder regidor en Battle Creek.
Cobró aceptación la idea de que la obra médica misionera avan-
zaría en gran manera si todas nuestras instituciones médicas y otros
intereses misioneros médicos se juntaran bajo el control de una
asociación médica misionera en Battle Creek.
Me fue dicho que yo debía alzar mi voz y advertir en contra de
esto. No podíamos estar bajo el gobierno de hombres que no eran
capaces de gobernarse ellos mismos y quienes no estaban dispuestos
a someterse a Dios. No debíamos ser dirigidos por hombres que
deseaban que su palabra ejerciera el poder controlador. El desa-
rrollo del deseo de controlar ha sido muy marcado, y Dios envió
advertencia tras advertencia, prohibiendo las confederaciones y la
consolidación. Nos advirtió en contra de agruparnos para cumplir
con ciertos acuerdos que serían presentados por hombres que se
esforzaban por controlar los movimientos de sus hermanos.
Un centro educativo
El Señor no está satisfecho con algunos de los arreglos que se
han hecho en Battle Creek. Ha declarado que otros lugares están
siendo privados de luz y de recursos que han sido concentrados y
multiplicados en Battle Creek. No agrada a Dios que nuestra juven-
tud a través de todo el país sea llamada a Battle Creek para trabajar
en el sanatorio y educarse allí. Al permitir esto, frecuentemente
somos culpables de privar a otros campos necesitados de su más
precioso tesoro.
Por medio de la luz dada en los testimonios, el Señor ha indicado
que él no desea que los estudiantes abandonen las escuelas y los
sanatorios de su región para ser educados en Battle Creek. Nos dio
instrucciones para mudar el colegio de este lugar. Esto se hizo, pero
las instituciones que quedaron dejaron de hacer lo que debían para
compartir con otros lugares los recursos que aún estaban centrali-
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