Página 234 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

Basic HTML Version

La dirección de la obra
Santa Helena, California,
17 de noviembre, 1903.
En los diarios de varias ciudades han aparecido artículos en los
cuales se da a entender que hay una lucha entre el Dr. Kellogg y la
Sra. Elena G. de White en cuanto a cuál de ellos dirigirá al pueblo
adventista del séptimo día. Al leer esos artículos, me angustia sobre-
manera que haya quien entienda tan mal mi obra y la del Dr. Kellogg
como para publicar tales calumnias. No ha habido controversia entre
el Dr. Kellog y yo en cuanto a la dirección de la obra. Nadie me ha
oído jamás pretender la dirección de la denominación.
Tengo una obra de gran responsabilidad que hacer y es la de
impartir por la pluma y de viva voz la instrucción que me ha sido
dada, y debo transmitirla no sólo a los adventistas del séptimo día,
sino al mundo. He publicado muchos libros, grandes y pequeños, y
algunos de ellos han sido traducidos en varios idiomas. Esta es mi
obra: exponer las Escrituras a otros como Dios me las ha expuesto a
mí.
Dios no ha establecido realeza alguna en la Iglesia Adventista
del Séptimo Día para controlar todo el cuerpo, o para controlar
algún ramo de la obra. No ha dispuesto que la carga de la dirección
descanse sobre unos pocos hombres. Las responsabilidades están
distribuidas entre un gran número de hombres competentes.
Cada miembro de la iglesia tiene voz para elegir los dirigentes
de ella. La iglesia elige a los dirigentes de las asociaciones locales.
Los delegados elegidos por las asociaciones locales eligen a los de
las uniones; y los delegados elegidos por las uniones eligen a los
[248]
dirigentes de la Asociación General. Con este arreglo, toda asocia-
ción, institución, iglesia e individuo, sea directamente o por medio
de sus representantes, tiene voz en la elección de los hombres que
llevan las responsabilidades principales en la Asociación General.
230