Página 237 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

Basic HTML Version

Uno con Cristo en Dios
El Señor llama a hombres que tengan una fe sincera y un pen-
samiento sano, hombres que reconozcan la diferencia entre lo falso
y lo verdadero. Cada uno debe mantenerse en guardia, estudiar y
practicar las lecciones dadas en el capítulo 17 del Evangelio de Juan,
y conservar una fe viva en la verdad presente. Necesitamos el do-
minio propio que nos permitirá conformar nuestras costumbres a la
oración de Cristo.
La instrucción que me ha sido dada por Uno que tiene autoridad,
es que debemos aprender a contestar la oración contenida en el
capítulo 17 de Juan. Debemos hacer de esta oración nuestro primer
estudio. Cada ministro del evangelio, cada misionero médico debe
profundizar la ciencia de esta oración. Hermanos y hermanas, os
ruego que prestéis atención a esas palabras y que dediquéis a ese
estudio un espíritu sereno, humilde y contrito, y las sanas energías
de una mente puesta bajo el dominio de Dios. Los que no aprenden
las lecciones contenidas en esa oración se exponen a obtener un
desarrollo unilateral, que ninguna educación subsiguiente podrá
corregir.
“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que
han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno;
como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en
nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que
me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos
uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para
que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a
ellos como también a mí me has amado. Padre, aquellos que me has
dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para
que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde
antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha
conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me
[251]
enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer
233