Página 24 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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La gran comisión
Es el propósito de Dios que su pueblo sea un pueblo santificado,
purificado y santo, que comunique luz a cuantos le rodean. Es su
propósito que, al ejemplificar la verdad en su vida, le alabe el mundo.
La gracia de Cristo basta para realizar esto. Pero deben recordar los
hijos de Dios que únicamente cuando ellos crean en los principios
del evangelio y obren de acuerdo con ellos, puede él hacer de ellos
una alabanza en la tierra. Únicamente en la medida en que usen
las capacidades que Dios les ha dado para servirle, disfrutarán de
la plenitud y el poder de la promesa en la cual la iglesia ha sido
llamada a confiar. Si los que profesan creer en Cristo como su
Salvador alcanzan tan sólo la baja norma de la medida mundanal,
la iglesia no dará la rica mies que Dios espera. “Hallada falta”, será
escrito en su registro.
La comisión que Cristo dio a sus discípulos precisamente antes
de su ascensión es la magna carta misionera de su reino. Al darla
a los discípulos el Salvador los hizo embajadores suyos y les dio
sus credenciales. Si, más tarde, se les lanzaba un desafío y se les
preguntaba con qué autoridad ellos, pescadores sin letras, salían
como maestros y sanadores, podrían contestar: “Aquel a quien los
judíos crucificaron, pero que resucitó de los muertos, nos designó
para el ministerio de su palabra, declarando: ‘Toda potestad me es
dada en el cielo y en la tierra’”.
Cristo dio esta comisión a sus discípulos como sus ministros
principales, los arquitectos que habían de echar el fundamento de
la iglesia. Les impuso a ellos mismos y a todos los que habrían de
sucederles como ministros, el encargo de comunicar su evangelio de
generación en generación, de era en era.
Los discípulos no habían de aguardar que la gente acudiera a
ellos. Ellos debían ir a la gente y buscar a los pecadores como
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el pastor busca a la oveja perdida. Cristo les presentó el mundo
como campo de labor. Debían ir “por todo el mundo” y predicar
“el evangelio a toda criatura”.
Marcos 16:15
. Habían de predicar
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