¿Seremos hallados faltos?
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de donde se han retirado la gloria y la presencia divinas! Por esta
causa hay debilidad y falta la fuerza”.
Un llamado a la reforma
A menos que la iglesia contaminada por la apostasía se arrepienta
y se convierta, comerá del fruto de sus propias obras, hasta que se
aborrezca a sí misma. Si resiste el mal y busca el bien; si busca
a Dios con toda humildad y responde a su votación celestial en
Jesucristo; si permanece sobre la plataforma de la verdad eterna,
y si por fe realiza los planes que han sido trazados a su respecto,
ella será sanada. Aparecerá en la sencillez y pureza que provienen
de Dios, exenta de todo compromiso terrenal, demostrando que la
verdad la ha hecho realmente libre. Entonces sus miembros serán
verdaderamente elegidos de Dios para ser sus representantes.
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Ha llegado la hora de hacer una reforma completa. Cuando ella
principie, el espíritu de oración animará a cada creyente, y el espíritu
de discordia y de revolución será desterrado de la iglesia. Aquellos
que no hayan vivido en comunión con Cristo se acercarán unos a
otros. Un miembro que trabaje en una buena dirección invitará a
otros miembros a unirse a él para pedir la revelación del Espíritu
Santo. No habrá confusión, porque todos estarán en armonía con el
pensamiento del Espíritu. Las barreras que separan a los creyentes
serán derribadas, y todos los siervos de Dios dirán las mismas co-
sas. El Señor trabajará con sus siervos. Todos pronunciarán de una
manera inteligente la oración que Cristo les ha enseñado: “Venga
tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la
tierra”.
Mateo 6:10
.
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