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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
las islas como polvo.
Ni el Líbano bastará para el fuego,
ni todos sus animales para el sacrificio.
Como nada son todas las naciones delante de él;
y en su comparación serán estimadas
en menos que nada, y que lo que no es.
¿A qué, pues, haréis semejante a Dios,
o qué imagen le compondréis?
El artífice prepara la imagen de talla,
el platero le extiende el oro
y le funde cadenas de plata.
El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille;
se busca un maestro sabio,
que le haga una imagen de talla que no se mueva.
¿No sabéis? ¿No habéis oído?
¿Nunca os lo han dicho desde el principio?
¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?
Él está sentado sobre el círculo de la tierra,
cuyos moradores son como langostas;
él extiende los cielos como una funda para morar;
él convierte en nada a los poderosos,
y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana.
Como si nunca hubieran sido plantados,
como si nunca hubieran sido sembrados,
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como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra;
tan pronto como sopla en ellos se secan,
y el torbellino los lleva como hojarasca.
¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis?,
dice el Santo.
Levantad en alto vuestros ojos,
y mirad quién creó estas cosas;
él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres;
ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza,
y el poder de su dominio.
¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel:
Mi camino está escondido de Jehová,
y de mi Dios pasó mi juicio?
¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová,