Página 29 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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El poder prometido
Dios no nos pide que hagamos con nuestra propia fuerza la
obra que nos espera. Él ha provisto ayuda divina para todas las
emergencias a las cuales no puedan hacer frente nuestros recursos
humanos. Da el Espíritu Santo para ayudarnos en toda dificultad,
para fortalecer nuestra esperanza y seguridad, para iluminar nuestra
mente y purificar nuestro corazón.
Precisamente antes de su crucifixión, el Salvador dijo a sus dis-
cípulos: “No os dejaré huérfanos”. “Y yo rogaré al Padre, y os dará
otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre”. “Pe-
ro cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad;
porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo
que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. “...él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”.
Juan 14:18, 16;16:13; 14:26
.
Cristo hizo provisión para que su iglesia fuera un cuerpo trans-
formado, iluminado por la luz del cielo, que poseyese la gloria de
Emanuel. Él quiere que todo cristiano esté rodeado de una atmósfera
espiritual de luz y paz. No tiene límite la utilidad de aquel que,
poniendo el yo a un lado, da lugar a que obre el Espíritu Santo en su
corazón, y vive una vida completamente consagrada a Dios.
¿Cuál fue el resultado del derramamiento del Espíritu en el día
de Pentecostés? Las buenas nuevas de un Salvador resucitado fueron
proclamadas hasta los confines más remotos del mundo habitado. El
corazón de los discípulos quedó sobrecargado de una benevolencia
tan completa, profunda y abarcante, que los impulsó a ir hasta los
confines de la tierra testificando: “Pero lejos esté de mí gloriarme,
sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo...”.
Gálatas 6:14
. Mientras
proclamaban la verdad tal cual es en Jesús, los corazones cedían
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al poder del mensaje. La iglesia veía a los conversos acudir a ella
desde todas las direcciones. Los apóstatas se volvían a convertir.
Los pecadores se unían con los cristianos en la búsqueda de la
perla de gran precio. Los que habían sido acérrimos oponentes del
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