Página 293 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

Basic HTML Version

Peligros de la ciencia especulativa
289
Las enseñanzas impías van seguidas por la práctica del pecado.
Son el cebo del cual se vale el padre de la mentira para seducir y
tiene por resultado la impenitencia en una impureza que se comete
creyéndola justificada.
Este es sólo uno de los casos en que fui llamada a reprender a
aquellos que sostenían la doctrina de un Dios impersonal inmanente
en toda la naturaleza, así como otros errores parecidos.
Se repetirán las experiencias del pasado
Lo experimentado en lo pasado se repetirá. En lo porvenir las
supersticiones satánicas cobrarán formas nuevas. El error será pre-
sentado de un modo agradable y halagüeño. Falsas teorías, revestidas
de luz, serán presentadas al pueblo de Dios. Así procurará Satanás
engañar a los mismos escogidos, si fuere posible. Se ejercerán in-
fluencias extremadamente seductoras; se hipnotizarán las mentes.
Para cautivarlas, se introducirán todas las formas de corrupción
similares a las que existieron entre los antediluvianos. La exaltación
[309]
de la naturaleza como Dios, la desenfrenada licencia de la voluntad
humana, los consejos de los impíos, son instrumentos de Satanás para
alcanzar ciertos fines. Se valdrá del poder de la mente sobre la mente
para ejecutar sus planes. Lo más triste de todo es que, colocados
bajo esa influencia engañosa, los hombres tendrán una apariencia
de piedad sin estar en verdadera comunión con Dios. Como Adán y
Eva, que comieron del fruto del árbol del conocimiento del bien y
del mal, muchos se alimentan ahora de los frutos del error.
Los agentes satánicos revisten las falsas teorías de un vestido
atractivo así como en el Huerto de Edén Satanás ocultó su identidad a
nuestros primeros padres, hablándoles por intermedio de la serpiente.
Estos agentes hacen penetrar en la mente humana lo que en realidad
es un error mortal. La influencia hipnótica de Satanás se ejercerá
sobre quienes se aparten de la palabra de Dios para aceptar fábulas
agradables.
A aquellos que han tenido más luz es a quienes Satanás trata con
mayor empeño de seducir. Sabe que si puede engañarlos, ellos, bajo
su dirección, habrán de revestir al pecado de ropas de justicia, y así
extraviarán a muchos.