Peligros de la ciencia especulativa
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puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar;
porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has
negado mi nombre. He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a
los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí,
yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te
he amado. Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo
también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre
el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. He
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aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome
tu corona. Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi
Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi
Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual
desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.
Apocalipsis
3:7-13
.
El mensaje a Laodicea
“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén,
el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice
esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses
frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente,
te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he
enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú
eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto,
yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que
seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra
la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que
veas.
“Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y
arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi
voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Al
que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como
yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. El que
tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.
Apocalipsis
3:14-22
.
El Señor viene pronto. Los centinelas que están sobre los muros
de Sión reciben la orden de despertar para asumir las responsabili-
dades que Dios les ha impuesto. Dios llama a centinelas que, en el