Página 314 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
la revelación refrescante de su presencia. Es menester que sigamos
más de cerca su ejemplo de abnegación y sacrificio.
Estamos en necesidad de la experiencia que Pablo tuvo cuando
escribió: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la
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fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.
Gálatas 2:20
.
El conocimiento de Dios y de Jesucristo expresado en el carácter
constituye una exaltación por encima de todo lo que sea de más
estima en la tierra o en el cielo. Es la educación más elevada de
todas. Es la llave que abre los portales de la ciudad celestial. Es el
propósito de Dios que todos los que están vestidos de Cristo posean
este conocimiento.
Tengo un mensaje que darles a nuestros ministros, médicos,
maestros y todos los demás que están empeñados en cualquier lí-
nea de servicio para el Maestro. El Señor os manda ascender aún
más, y alcanzar una norma de mayor consagración. Debéis lograr
una experiencia mucho más profunda que la que ni siquiera habéis
pensado tener. Muchos que ya son miembros de la gran familia de
Dios saben muy poco de lo que significa contemplar su gloria y
ser transformados de gloria en gloria
2 Corintios 3:18
. Muchos de
vosotros tenéis apenas una percepción de media luz de la excelencia
de Cristo, y vuestras almas se estremecen de gozo. Anheláis tener
un sentido más amplio y profundo del amor del Salvador. Estáis des-
conformes. Pero no desesperéis. Dad a Jesús lo mejor de vuestros
corazones y vuestros afectos más consagrados. Atesorad cada rayo
de luz. Apreciad todos los deseos del alma por Dios. Cultivad los
pensamientos espirituales y la comunión santa. Apenas habéis visto
los primeros rayos del amanecer de su gloria. Al adelantar en el
conocimiento del Señor, sabréis que “como el alba está dispuesta su
salida”.
Oseas 6:3
. “Mas la senda de los justos es como la luz de la
aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto”.
Proverbios
4:18
. Habiéndonos arrepentido de nuestros pecados, confesándolos
y recibiendo el perdón, hemos de seguir aprendiendo de Cristo hasta
que lleguemos al pleno mediodía de una fe perfecta.
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