Página 67 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Advertencias y consejos dados a la iglesia de Battle Creek
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“Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe
y el eunuco, y le bautizó.
“Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a
Felipe y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. Pero
Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en
todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea”.
Hechos 8:26-40
.
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En esta experiencia de Felipe y el etíope está presentada la
obra a la cual Dios llama a su pueblo. El etíope representa a cierta
clase numerosa de personas que necesitan misioneros como Felipe,
misioneros que oigan la voz de Dios y vayan adonde él los mande.
Hay personas en el mundo que leen las Escrituras, pero que no
pueden entender su significado. Se necesitan hombres y mujeres que
tengan un conocimiento de Dios para explicarles la Palabra a estas
almas.
Una obra descuidada
En la parábola del buen samaritano el sacerdote y el levita con-
templaron al desafortunado hombre que había sido robado y herido,
pero a ellos no les pareció conveniente auxiliar a uno que, desam-
parado y abandonado, estaba en la mayor necesidad de ayuda. El
sacerdote y el levita representan a muchos en Battle Creek.
Muchas almas se pueden salvar si el campo del Sur pudiera
disponer aunque sea de una pequeña porción de los recursos que tan
libremente se han gastado en Battle Creek para adquirir una mayor
comodidad.
La heredad del Señor ha sido extrañamente descuidada, y Dios
juzgará a su pueblo por esto. El orgullo y el amor por la ostentación
se complacen por medio de los recursos acumulados, mientras que
los nuevos campos permanecen intactos. El reproche de Dios recae
sobre los gerentes por su parcialidad y apropiación egoísta de sus
bienes.
Algo se ha hecho en las misiones extranjeras, y algo en las mi-
siones del país; pero, en general, se ha dejado demasiado territorio
sin trabajar. La obra está muy centralizada. Los intereses de Battle
Creek han crecido excesivamente, y esto significa que otras porcio-
nes del campo carecen de facilidades que debieron haber tenido.
Los preparativos cada vez más extensos para la construcción y la