Una advertencia descuidada
Santa Helena, California,
noviembre de 1901.
“He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la
maldición: la bendición si oyereis los mandamientos de Jehová
vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, y la maldición si no oyereis
los mandamientos de Jehová vuestro Dios y os apartareis del camino
que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis
conocido”.
Deuteronomio 11:26-28
.
“Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo
os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con
todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma, yo daré la lluvia de
vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu
grano, tu vino y tu aceite. Daré también hierba en tu campo para
tus ganados, y comerás y te saciarás. Guardaos, pues, que vuestro
corazón no se infatúe, y os apartéis y sirváis a dioses ajenos, y os
inclinéis a ellos; y se encienda el furor de Jehová sobre vosotros, y
cierre los cielos, y no haya lluvia, ni la tierra dé su fruto, y perezcáis
pronto de la buena tierra que os da Jehová”.
vers. 13-17
.
“Por tanto, pondréis mis palabras en vuestro corazón y en vuestra
alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales
entre vuestros ojos. Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando
de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino,
cuando te acuestes, y cuando te levantes, y las escribirás en los
postes de tu casa y en tus puertas; para que sean vuestros días, y
los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová
juró a vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró
a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos
sobre la tierra”.
vers. 18-21
.
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Si los adventistas del séptimo día hubieran andado en los ca-
minos del Señor, rehusando ser dominados por intereses egoístas,
el Señor los habría bendecido abundantemente. Los que quedaron
en Battle Creek, contrariamente a la voluntad del Señor, han per-
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