Página 90 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y
publicano”. “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas
de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante
del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces
ven y presenta tu ofrenda”.
Mateo 18:15-17; 5:23, 24
.
“Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en
tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, y habla
verdad en su corazón. El que no calumnia con su lengua, ni hace
mal a su prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino. Aquel
a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a
Jehová. El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia; quien
su dinero no dio a usura, ni contra el inocente admitió cohecho”.
Salmos 15
.
“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio
con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís,
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os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu
hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O
cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí
la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio
ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
Mateo 7:1-5
.
Juzgar no es una cosa baladí. Recordad que muy pronto el relato
de vuestra vida pasará bajo la mirada de Dios. Recordad que él dijo
también: “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que
seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti
mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el
juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.
¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y
haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios!”.
Romanos
2:1-3
.
* * * * *
Los que vinieron a Battle Creek cuando tenían una obra que hacer
en la iglesia que abandonaron, perdieron su espíritu misionero y su
discernimiento espiritual al venir a Battle Creek. Allí conocieron un
fariseísmo, una justicia propia que es siempre engañosa. Constituye
una apariencia de piedad, pero sin eficacia.