Página 120 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Llamamiento a los miembros de la iglesia
Cuando obreros de experiencia inician una campaña de evangeli-
zación en una comunidad donde hay miembros de nuestra iglesia, es
deber solemne de los creyentes que viven en ese lugar hacer cuanto
esté a su alcance para preparar el camino para que el Señor trabaje.
Deben escudriñar su corazón con oración y quitar de él todo pecado
que les impida cooperar con Dios y con sus hermanos.
No siempre esto ha sido bien comprendido. A menudo creó
Satanás una atmósfera que impidió que los miembros de la iglesia
discernieran las oportunidades de servir. Muchas veces hubo cre-
yentes que permitieron a Satanás servirse de ellos en el momento
mismo en que hubiesen debido consagrarse enteramente a Dios y
al adelanto de su obra. Inconscientemente, se extraviaron lejos del
camino de la justicia. Al cultivar un espíritu de crítica y de maledi-
cencia, de piedad farisaica y orgullosa, contristaron al Espíritu de
Dios y demoraron considerablemente la obra de los mensajeros del
Señor.
Este mal ha sido señalado en repetidas ocasiones y en diversos
lugares. En ocasiones, los que se habían dejado llevar por un espíritu
de censura y condenación, se arrepintieron y convirtieron. Entonces
Dios pudo usarlos para su honra y gloria.
Vivimos en una época especial de la historia de este mundo; debe
hacerse una gran obra en muy poco tiempo, y cada creyente debe
contribuir personalmente a sostenerla. Dios está pidiendo gente dis-
puesta a consagrarse a la obra de salvar almas. Cuando comencemos
a comprender el sacrificio que Cristo realizó para salvar al mundo
condenado a perecer, lucharemos poderosamente para rescatar a la
gente. ¡Ojalá que todas las iglesias pudieran ver y comprender el
sacrificio infinito de Cristo!
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