Página 123 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Llamamiento a los miembros de la iglesia
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el sentimiento de su deber y si trabajan bajo la influencia del Espí-
ritu Santo, tendrán el dominio propio que este tiempo demanda. El
Señor hará brillar la luz de su rostro sobre esas mujeres animadas
por el espíritu de sacrificio, y les dará un poder superior al de los
hombres. Pueden realizar en las familias una obra que los hombres
no pueden hacer, una obra que penetra hasta la vida íntima. Pueden
acercarse a los corazones de personas a las cuales los hombres no
pueden alcanzar. Su cooperación es necesaria. Las mujeres discretas
y humildes pueden hacer una buena obra al explicar la verdad en los
hogares. Así explicada, la Palabra de Dios obrará como levadura, y
familias enteras se convertirán por su influencia.
[105]
Hermanos y hermanas, estudiad vuestros planes; aprovechad
toda ocasión que se presente para hablar a vuestros vecinos y a las
personas con las cuales os relacionéis; leedles pasajes de los libros
que contienen la verdad presente. Mostrad que dais una importancia
primordial a la salvación de las almas por las que Cristo hizo un
sacrificio tan grande.
En esta obra junto a las almas que perecen, tendréis la compañía
de los ángeles. Miríadas y miríadas de ángeles están listos para
colaborar con los miembros de nuestras iglesias para comunicar
la luz que Dios impartió generosamente para preparar a un pueblo
para la venida de Jesús. “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí
ahora el día de salvación”.
2 Corintios 6:2
. Ruegue con fervor al
Señor cada familia que él le dé fuerzas para cumplir su obra.
No descuidéis las cosas pequeñas esperando una obra más im-
portante. Puede ser que seáis capaces de cumplir con éxito una obra
limitada mientras que fracasaríais completamente en una obra más
grande, cayendo además en el desaliento. Haced todo lo que os
venga a mano. Ya seáis ricos o pobres, grandes o pequeños, Dios
os llama a servirle activamente. Al hacer voluntariamente lo que os
venga a mano, vuestros talentos y aptitudes se desarrollarán para la
obra. Y es al descuidar las oportunidades diarias como os volvéis
inútiles. Por esta causa hay en el huerto del Señor tantos árboles que
no llevan fruto.
En el círculo de la familia, en el hogar de vuestro vecino, a la
cabecera del enfermo, podéis con serenidad leer las Escrituras y decir
una palabra en favor de Jesús y de la verdad. Así será sembrada la
preciosa semilla que con el tiempo brotará y dará fruto.