Página 122 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
Dios con sus recursos. Debemos sembrar junto a todas las aguas,
mantener nuestras almas en el amor de Dios, trabajar mientras es de
día y dedicar los recursos que Dios nos ha dado a cumplir cualquier
deber que nos toque.
Todo lo que venga a nuestra mano para hacer, debemos hacerlo
con fidelidad; cualquiera que sea el sacrificio que seamos llamados
a hacer, debemos realizarlo con alegría. Al sembrar junto a todas
las aguas comprenderemos que “el que siembra generosamente,
generosamente también segará”.
2 Corintios 9:6
.
[104]
Una obra progresiva
El ejemplo de Cristo debe ser seguido por los que dicen ser sus
hijos. Socorred a los necesitados; su agradecimiento derribará las
barreras y os permitirá alcanzar su corazón. Estudiad este asunto con
el cuidado que merece. Como iglesias, habéis tenido oportunidades
de trabajar en cooperación con Dios. Si hubieseis obedecido a la
Palabra de Dios, habríais abogado por un plan de restauración y
de salvación, no según un molde rígido, sino progresivo, yendo de
gracia en gracia y de fuerza en fuerza.
El Señor me ha presentado la obra que debe realizarse en las ciu-
dades. Los creyentes que se encuentran en ellas deben trabajar para
Dios en el vecindario de sus moradas. Deben trabajar calmadamente
y con humildad, llevando consigo doquiera vayan una atmósfera
celestial. Si evitan que su propio yo se ponga en evidencia y señalan
constantemente a Jesús, se hará sentir el poder de su influencia.
No entra en los planes de Dios que la tarea de sembrar la semilla
de la verdad se deje principalmente a los predicadores. Personas que
no han sido llamadas al ministerio deben trabajar para su Maestro
según sus distintas capacidades. Un obrero que se entrega sin reserva
al servicio del Señor, adquiere una experiencia que le asegura éxito
creciente en la obra que efectúa para su Maestro. La influencia que
le atrajo a Jesús le ayuda a llevar a otros hasta él. Aunque no sea
llamado a hablar en público, es no obstante siervo de Dios y su obra
atestigua que es hijo de Dios.
Las mujeres, tanto como los hombres, pueden sembrar la verdad
donde pueda obrar y hacerse manifiesta. Pueden ocupar su puesto
en esta crisis, y el Señor obrará por su intermedio. Si las compenetra