Página 131 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Consejos para los ministros
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antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo
que hago yo, ¿quién lo estorbará?”
Isaías 43:8-13
.
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“Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar
por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las
tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y
no los desampararé. Serán vueltos atrás y en extremo confundidos
los que confían en ídolos, y dicen a las imágenes de fundición:
Vosotros sois nuestros dioses. Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad
para ver. ¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi
mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego
como el siervo de Jehová, que ve muchas cosas y no advierte, que
abre los oídos y no oye? Jehová se complació por amor de su justicia
en magnificar la ley y engrandecerla”.
Isaías 42:16-21
.
La obra delineada en estos pasajes es la que nosotros debemos
llevar a cabo. Las expresiones “Mi siervo”, “Israel”, “el siervo de
Jehová”, se refieren a cualquiera que el Señor elija y designe para
realizar cierto trabajo. Los convierte en ministros de su voluntad,
aunque algunos que son elegidos sean tan ignorantes de su voluntad
como lo era el rey Nabucodonosor.
Dios trabajará por los miembros de su pueblo que se sometan a
la obra del Espíritu Santo. Promete su gloria para el éxito del Mesías
y de su reino. “Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el
que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que
da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por
ella andan: Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por
la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo; por luz de
las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques
de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en
tinieblas...
‘’¿Quién de vosotros oirá esto? ¿Quién atenderá y escuchará
respecto al porvenir?’
Isaías 42:5-7, 23
.
El pueblo de Dios que ha tenido luz y conocimiento, no ha lleva-
do a cabo los elevados y santos propósitos de Dios. No ha progresado
de victoria en victoria, añadiendo nuevo territorio, elevando el es-
tandarte en las ciudades y en los suburbios. Los que han recibido
gran luz de parte del Señor han demostrado poseer gran ceguera
espiritual, porque no han andado en la luz para progresar cada vez
más en ella. Los miembros de la iglesia no han sido instados a uti-