Página 150 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
sus costumbres, encontrarán que la reforma exige luchas y mucha
perseverancia. Pero una vez que hayan adquirido gustos sanos, verán
que el consumo de la carne, en el que antes no veían mal alguno,
preparaba lenta pero seguramente la dispepsia y otras enfermedades.
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Padres y madres, orad y velad. Guardaos mucho de la intempe-
rancia en cualesquiera de sus formas. Enseñad a vuestros hijos los
principios de una verdadera reforma pro salud. Enseñadles lo que
deben evitar para conservar la salud. La ira de Dios ha comenzado
ya a caer sobre los rebeldes. ¡Cuántos crímenes, cuántos pecados
y prácticas inicuas se manifiestan por todas partes! Como deno-
minación, debemos preservar con cuidado a nuestros hijos de toda
compañía depravada.
Enseñemos los principios de la salud
Deben hacerse más esfuerzos para enseñar a la gente los princi-
pios de la reforma pro salud. Deberían instituirse clases culinarias
para dar a las familias instrucciones tocante al arte de preparar los
alimentos sanos. Las personas jóvenes y las de edad adulta deberían
aprender a cocinar con más sencillez. En todo lugar donde la verdad
sea presentada, debe enseñarse a la gente a preparar alimentos de
un modo sencillo a la vez que apetitoso. Debe demostrársele que se
puede gozar de un régimen nutritivo sin hacer uso de la carne.
Enseñad a la gente que más vale prevenir que curar. Nuestros
médicos, como sabios educadores, deberían prevenir a cada uno
contra la satisfacción de apetitos desordenados y mostrar que el
único medio de evitar la ruina del cuerpo y de la mente consiste en
abstenerse de las cosas que Dios prohibió.
Se requiere mucho tacto y juicio para ordenar un régimen nutri-
tivo destinado a reemplazar el que seguían antes las personas que
aprenden a seguir la reforma pro salud. Se necesita fe en Dios, una
voluntad firme y el deseo de ser útiles. Un régimen deficiente arroja
descrédito sobre la reforma pro salud. Somos mortales, y debemos
proveer a nuestros cuerpos una alimentación fortificante.