Página 157 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Llamado a proveer evangelistas médicos misioneros
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aquellos que le buscan sinceramente. El posee el poder que todos
necesitamos y llena los corazones de gozo, paz y santidad. Poco a
poco, los caracteres se van formando. No podemos perder nuestro
tiempo trabajando contra los planes de Dios.
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Algunos médicos, por haber estado relacionados con nuestros
sanatorios, encuentran ventajoso establecerse en la proximidad de
nuestras instituciones; cierran los ojos para no ver el vasto cam-
po descuidado, inculto, donde un trabajo desinteresado reportaría
bendiciones a muchos. Los misioneros médicos pueden ejercer una
influencia ennoblecedora y santificadora. Los que no lo hacen así,
abusan de sus facultades; el Señor repudia su trabajo.
La preparación de obreros
Así como el Señor ha hablado por mi intermedio, también lo
hace ahora cuando digo que los obreros que se dedican a los ramos
de la educación, la predicación o el trabajo médico-misionero, deben
estar unidos como un solo hombre, trabajando todos juntos bajo la
dirección de Dios, ayudándose y beneficiándose mutuamente.
Los que estén relacionados con nuestras escuelas y sanatorios
deben trabajar con gran entusiasmo. La obra cumplida bajo el minis-
terio del Espíritu Santo y por amor a Dios y a la humanidad, recibirá
el sello divino y hará impresión en la mente de los hombres.
El Señor invita a nuestros jóvenes a ingresar en nuestras escue-
las, y a prepararse rápidamente para servirle. Deben establecerse
escuelas en diferentes lugares, fuera de las ciudades, donde nues-
tra juventud pueda recibir una educación que la prepare para la
evangelización y la obra médica misionera.
Debe darse al Señor ocasión de mostrar a los hombres su deber
y de obrar en sus mentes. Nadie debiera comprometerse a trabajar,
durante un determinado número de años, bajo la dirección de un
grupo de hombres o en algún ramo especial de la obra del Maestro;
porque el, Señor mismo llamará a los hombres, como llamó antaño a
los humildes pescadores, y les indicará él mismo su campo de labor
y los métodos que deben seguir. Llamará a hombres que dejarán el
arado y otras ocupaciones para dar la última nota de advertencia a las
almas que perecen. Muchas maneras hay de trabajar para el Maestro;