Página 156 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
en sus fervientes esfuerzos para recuperar la salud, trayéndoles la
curación del alma así como la del cuerpo.
Cristo ya no está personalmente en la tierra, para ir por nuestras
ciudades y aldeas con el fin de sanar a los enfermos; pero nos ha
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encomendado que continuemos la obra médica misionera que él
empezara. Debemos hacer todo lo que está a nuestro alcance en
este sentido. Deben establecerse instituciones donde los enfermos,
hombres y mujeres, puedan confiarse a los cuidados de médicos
y enfermeros temerosos de Dios, y ser atendidos sin el empleo de
drogas.
Se me ha indicado que la obra que debe hacerse en relación con
la reforma pro salud no debe demorarse. Por medio de esta obra
alcanzaremos almas así en los caminos como en los senderos. Se me
mostró muy especialmente que, por medio de nuestros sanatorios,
muchas almas recibirán la verdad presente y la practicarán. En esas
instituciones se ha de enseñar a los hombres y mujeres a cuidar sus
cuerpos y a afirmarse en la fe. Debe enseñárseles lo que significa
comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios. Cristo dijo: “Las
palabras que yo os he hablado, son espíritu, y son vida”.
Juan 6:63
.
Nuestros sanatorios deben ser escuelas donde se dé enseñanza
en los ramos médico-misioneros. Deben dar a las almas heridas por
el pecado las hojas del árbol de vida, las cuales les devolverán la
paz, la esperanza y la fe en Jesucristo.
¡Siga adelante la obra del Señor y progresen la obra médica
misionera y la obra de educación! Estoy cierta de que lo que más
necesitamos son obreros celosos, abnegados, inteligentes y capaces.
La verdadera obra médica misionera debe estar representada en cada
ciudad importante. Pregunten ahora muchos: “Señor, ¿qué quieres
que haga?”.
Hechos 9:6
. Es propósito del Señor que su método de
curar sin drogas se destaque en todas las grandes ciudades por medio
de nuestras instituciones médicas. Dios reviste de santa dignidad
a los que, avanzando siempre más, van a todo lugar donde puedan
entrar. Satanás dificultará la obra en todo lo que pueda; pero la poten-
cia divina acompañará a todos los obreros fieles. Sigamos adelante,
guiados por la mano de nuestro Padre celestial, aprovechando todas
las ocasiones para extender la obra de Dios.
El Señor habla a todos los misioneros médicos, diciéndoles: Id
hoy a mi viña para ganar almas. Dios oye las oraciones de todos