Página 155 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Llamado a proveer evangelistas médicos misionero
Vivimos en los últimos tiempos. El fin de todas las cosas se acer-
ca. Las señales predichas por Cristo se están cumpliendo rápidamen-
te. Nos esperan tiempos tormentosos; no obstante, no pronunciemos
ninguna palabra de desaliento o de duda.
El que comprende las necesidades de la situación dispone las
cosas de tal manera que los obreros colocados en los diferentes
lugares puedan disfrutar de ventajas que les permitan despertar la
atención del público con más eficacia El conoce las necesidades
de los más débiles miembros de su rebaño, y envía su mensaje
por los caminos así como por los senderos. El nos ama con amor
eterno. Recordemos que anunciamos un mensaje de curación a un
mundo lleno de almas enfermas de pecado. ¡El Señor nos ayude a
aumentar nuestra fe y nos haga comprender que él quiere que todos
conozcamos su ministerio de sanidad y su obra propiciatoria! Desea
que la luz de su gracia resplandezca desde muchos lugares.
Los sanatorios, centros de evangelización
En muchos lugares hay almas que aún no han oído el mensaje.
Por consiguiente, la obra médica misionera debe ser proseguida con
más celo que nunca antes. Esta obra es la puerta por la cual la verdad
debe entrar en las grandes ciudades, y se deben establecer sanatorios
en diferentes lugares.
La obra que realizan los sanatorios es uno de los medios más
eficaces para alcanzar a todas las clases sociales. Nuestros sanatorios
son el brazo derecho del Evangelio; abren los caminos por los cuales
la buena nueva de la sanidad mediante Cristo puede alcanzar a la
humanidad doliente. En esas instituciones, los enfermos pueden
aprender a encomendar sus casos al gran Médico, el cual cooperará
Manuscrito leído en presencia de los delegados al Congreso de la Asociación
General, en Washington, D.C., el 1 de junio de 1909.
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