Llamado a proveer evangelistas médicos misioneros
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otro, proclamando el mensaje. Tan pronto como la verdad ha sido
anunciada en un lugar, debemos ir a amonestar otras localidades.
Debemos organizar grupos e instruir a sus miembros muy cabal-
mente para que lleguen a ser enfermeros, evangelistas, predicadores,
colportores y estudiantes bíblicos, que vayan adquiriendo un ca-
rácter semejante al carácter divino. Nuestro blanco actual debe ser
prepararnos para recibir la educación superior de la escuela celestial.
Por las instrucciones que el Señor me ha dado repetidas veces, sé
que algunos obreros debieran hacer en las ciudades y las aldeas giras
de obra médica misionera. Los que emprendan esta obra obtendrán
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una abundante cosecha de almas, tanto de las clases superiores de la
sociedad como de las inferiores. Y para preparar el terreno para una
obra tal, nada iguala a los esfuerzos de un fiel colportor.
Muchos serán llamados a trabajar de casa en casa dando estudios
bíblicos y orando con las personas interesadas.
Nuestros predicadores que tienen experiencia en la predicación
de la Palabra deben aprender a dar tratamientos sencillos, y luego de-
ben ponerse a trabajar de una manera inteligente como evangelistas
médico-misioneros.
Actualmente se necesitan evangelistas médico-misioneros. No
podéis consagrar muchos años a vuestra preparación. Muy pronto,
las puertas abiertas hoy se cerrarán para siempre. Proclamad el
mensaje ahora. No esperéis que el enemigo haya tenido ocasión de
tomar posesión de los campos que se abren ahora delante de vosotros.
Grupos pequeños deben ir a cumplir la obra que Cristo asignó a
sus discípulos. Trabajen como evangelistas, repartiendo nuestros
impresos, hablando de la verdad a las personas que encuentren. Oren
por los enfermos, esforzándose por aliviarlos, no con drogas, sino
con remedios naturales, enseñándoles a recuperar la salud y evitar la
enfermedad.
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