Página 17 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Los tiempos del tomo nueve
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9 se convirtió en una especie de resumen de los
Testimonios para
la iglesia
, al reunir consejos nuevos y anteriores, al reiterar ciertas
líneas de instrucción, al dar consejos en otros aspectos, al animar
hacia el servicio, al señalar los peligros del extremismo, al fomen-
tar la confianza en la organización y al señalar la recompensa del
esfuerzo dedicado.
[7]
La obra de Elena G. de White no concluyó con la publicación
de los
Testimonios para la iglesia
, tomo 9. Durante los cinco años
siguientes, ella se dedicó más de lleno a la preparación de libros, y
produjo
Los hechos de los apóstoles
en 1911 y
Consejos para padres,
maestros y alumnos
en 1913. También hizo una revisión definitiva
de los manuscritos de
Obreros evangélicos y Bosquejos biográficos
,
publicados en 1915, y de
Profetas y reyes
, que se imprimió en 1916.
La Sra. White se complació especialmente en los esfuerzos que
se realizaban para amonestar las ciudades, y de vez en cuando sur-
gían de su pluma mensajes de consejo e instrucción concernientes
a esta importante fase de nuestra obra. El constante progreso de la
causa alrededor del mundo fue seguido por la anciana mensajera del
Señor, que residía entre las tranquilas colinas del norte de California.
Aunque ella sabía que su obra casi había concluido, no experimenta-
ba ningún temor por el futuro de la obra de Dios, lo que se evidencia
en esta declaración: “Ya sea que viva o no, mis escritos hablarán
constantemente, y su obra continuará llevándose a cabo mientras
dure el tiempo”.
Writing and Sending Out of the Testimonies to the
Church, 13-14
.
A la Sra. White le hubiera encantado asistir al Congreso de la
Asociación General de 1913, pero tal cosa no era aconsejable debido
a su avanzada edad. Al no poder presentar un mensaje personalmen-
te, escribió dos comunicaciones que debían leerse ante la asamblea
de los delegados y los miembros de iglesia. En el segundo mensa-
je, que fue leído por el presidente de la Asociación General ante
los delegados en sesión en la mañana del 27 de mayo, ella repasó
las experiencias de los años anteriores y se regocijó por las claras
evidencias que mostraban que Dios había conducido a su pueblo.
Luego, contemplando el futuro, invitó a realizar renovados esfuerzos
en favor de la salvación de la gente y nuevamente instó a predicar
en las ciudades que permanecían sin amonestar. Al mirar hacia el
futuro vio el triunfo de la iglesia y expresó palabras de ánimo: