Asociaciones alemanas y escandinavas
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su labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros
sois labranza de Dios, edificio de Dios”.
1 Corintios 3:3-9
.
Un ejemplo de bondad fraternal
Cuando nuestros hermanos de Escandinavia se vieron frente a
una crisis financiera, se dio un testimonio según el cual no debíamos
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permitir que nuestros hermanos aparecieran en bancarrota ante el
mundo. Eso hubiera deshonrado a Dios. Y la respuesta rápida y
liberal de nuestros hermanos norteamericanos fue un reconocimiento
de que la diferencia de nacionalidad no podía eximirlos de su deber
de ayudarse mutuamente en la obra de Dios. “Todos vosotros sois
hermanos”.
Mateo 23:8
. Somos uno en la unidad de la verdad.
Ahora, por medio de esfuerzo diligente y abnegado, debemos
tratar de andar en el amor de Cristo, en la unidad del Espíritu, por
medio de la santificación producida por la verdad. No bastará una
obra hecha a medias para cumplir el anhelo manifestado en la oración
de Cristo. Debemos practicar los principios del cielo aquí en la tierra.
El cielo es un magnífico lugar de reunión.
Debo escribir claramente con respecto al levantamiento de pa-
redes divisorias en la obra de Dios. Esta acción se me ha revelado
como una falacia de invención humana. No es el plan del Señor para
su pueblo que se dividan en grupos separados debido a diferencias
de nacionalidad e idioma, Si lo hicieran, se estrecharían sus ideas
y su influencia disminuiría notablemente. Dios pide que haya una
mezcla armoniosa de una variedad de talentos.
Vuelvo a repetir las palabras de Cristo. Quisiera grabarlas pro-
fundamente en vuestras mentes. “Mas no ruego solamente por éstos,
sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú
me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean
uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para
que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me
enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has
amado”.