Página 224 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
nales, pero que procuran vivir para hacer bien a sus semejantes. No
censuréis a los demás ni los condenéis.
Si permitimos que las consideraciones egoístas, los razonamien-
tos falsos y las excusas erróneas induzcan en nosotros un estado
mental y emocional pervertido, de manera que no distingamos el
camino ni la voluntad de Dios, seremos mucho más culpables que el
pecador que peca abiertamente. Debemos ser muy precavidos a fin
de no condenar a aquellos que, delante de Dios, son menos culpables
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que nosotros mismos.
* * * * *
Que todos recuerden que por ningún motivo debemos invitar la
persecución. No debemos utilizar palabras duras y descomedidas.
Mantenedlas fuera de todo artículo escrito, eliminadlas de todo dis-
curso presentado. Que la palabra de Dios sea la que corte y reprenda;
que los hombres finitos se oculten y moren en Jesucristo. Permita-
mos que se manifieste el espíritu de Cristo. Que todos manifiesten
cuidado en sus palabras, para no inducir acerba oposición en los
que no son de nuestra fe y para no dar a Satanás la oportunidad de
utilizar las palabras imprudentes para colocar barreras en nuestro
camino.
* * * * *
Habrá un tiempo de tribulación como no ha existido desde que
ha habido nación. Tenemos la responsabilidad de eliminar de todas
nuestras presentaciones cualquier cosa que tenga sabor a desquite y
a desafío, y que ataque iglesias o individuos, porque esto no es el
camino ni el método de Cristo.
* * * * *
El hecho de que el pueblo de Dios, que conoce la verdad, haya
fracasado en el cumplimiento de su deber en conformidad con la
luz presentada en la palabra de Dios, hace necesario que seamos
sumamente precavidos, no sea que ofendamos a los que no son
creyentes antes de haber oído las razones de nuestra fe con respecto
al sábado y el domingo.
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