Página 74 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
están dispuestas a realizar sacrificios a fin de que podamos tenerlos,
de modo que los adquiriremos para nosotros y nuestros amigos”.
Pero algunos de nuestros miembros se mostraron descontentos.
Uno de ellos dijo: “Hay que detener esto; si no, nuestro negocio se
echará a perder”. Mientras un miembro se alejaba con una cantidad
de libros en sus brazos, un colportor le puso una mano en el hombro
y le dijo: “Hermano, ¿qué hace usted con tantos libros?” Luego
escuché la voz de nuestro Consejero que decía: “No se lo prohibáis.
Esta es una obra que debe realizarse. El fin está cerca. Ya se ha
perdido mucho tiempo, cuando estos libros debieran haber estado
circulando. Vendedlos en lugares cercanos y lejanos. Distribuidlos
como las hojas en el otoño. Esta obra debe continuar sin la inter-
ferencia de nadie. Las almas perecen sin Cristo. Dejad que sean
advertidas de su próxima venida en las nubes de los cielos”.
Vi que algunos obreros estaban deprimidos. Uno lloraba mien-
tras decía: “Estos están cometiendo una injusticia con la obra de
publicaciones al comprar los libros a un precio tan bajo; además,
esto nos está privando de una parte de los ingresos que debieran
sostener nuestra obra”. La Voz replicó: “No estáis experimentando
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ninguna pérdida. Estos obreros que adquieren los libros a precio re-
ducido no hubieran podido obtenerlos si no hubiera sido por este así
llamado sacrificio. Muchos compran ahora para sus amigos y para
ellos mismos, que de otro modo no hubieran pensado en comprar”.
Una advertencia
A continuación se dio instrucción al pastor Haskell, y se le dijo
que en su ansiedad por proporcionar a la gente la verdad preciosa
contenida en sus libros, en su deseo de que todos sintieran que los
libros tenían un valor mayor que su costo, y que se animara a todos
a hacerlos circular ampliamente, estaba vendiéndolos a un precio
excesivamente bajo, con lo que hacía demasiado pesada su propia
carga.
Nuestro Consejero dijo: “Los libros debieran venderse de tal
modo que el autor no quede desprovisto de recursos y que la casa
editora obtenga un margen de ganancia apropiado a fin de contar
con recursos para llevar a cabo su obra”.