Condiciones en las ciudades
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“Y habrá en aquel día, dice Jehová, voz de clamor desde la puerta
del Pescado, y aullido desde la segunda puerta, y gran quebranta-
miento desde los collados. Aullad, habitantes de Mactes, porque
todo el pueblo mercader es destruido; destruidos son todos los que
traían dinero.
“Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con
linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como
el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará
bien ni hará mal. Por tanto, serán saqueados sus bienes, y sus casas
asoladas; edificarán casas, mas no las habitarán, plantarán viñas,
mas no beberán el vino de ellas.
“Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo;
es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente. Día de
ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de
asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de
entenebrecimiento, día de trompeta y de algazara sobre las ciudades
fortificadas, y sobre las altas torres. Y atribularé a los hombres, y
andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de
ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol. Ni su
plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda
la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente
destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra”.
Sofonías 1:2, 3, 8-18
.
Dios no puede tener paciencia por mucho más tiempo. Sus juicios
ya comienzan a caer en algunos lugares, y pronto su desagrado se
manifestará abiertamente en otros sitios.
Habrá una serie de acontecimientos que tendrán por objeto mos-
trar que Dios domina la situación. La verdad será proclamada en un
lenguaje claro e inequívoco. A nosotros, como pueblo, nos incumbe
preparar el camino del Señor bajo la dirección de su Espíritu Santo.
El Evangelio debe ser proclamado en su pureza. El raudal de aguas
vivas debe profundizar y ensanchar su curso. En todos los campos,
cercanos y lejanos, habrá hombres que serán llamados a dejar el
arado y los negocios que ocupan de costumbre el pensamiento, para
prepararse junto a hombres de experiencia. A medida que aprendan
a trabajar con éxito, anunciarán la verdad con poder. Merced a las
maravillosas operaciones de la Providencia divina, montañas de difi-
cultades serán removidas y arrojadas al mar. El mensaje, que tanto
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