46
            
            
              El Camino a Cristo
            
            
              ces la justicia de la ley se cumple en nosotros, los que no andamos
            
            
              “conforme a la carne, mas conforme al espíritu.
            
            
            
            
              Hay personas que han conocido el amor perdonador de Cristo y
            
            
              desean realmente ser hijos de Dios; pero reconocen que su carácter
            
            
              es imperfecto y su vida defectuosa; y propenden a dudar de si sus
            
            
              corazones han sido regenerados por el Espíritu Santo. A los tales
            
            
              quiero decirles que no cedan a la desesperación. A menudo tenemos
            
            
              que postrarnos y llorar a los pies de Jesús por causa de nuestras
            
            
              culpas y equivocaciones; pero no debemos desanimarnos. Aun si
            
            
              somos vencidos por el enemigo, no somos desechados ni abandona-
            
            
              dos por Dios. No; Cristo está a la diestra de Dios, e intercede por
            
            
              nosotros. Dice el discípulo amado: “Estas cosas os escribo, para que
            
            
              no pequéis. Y si alguno pecare, abogado tenemos para con el Padre,
            
            
              a saber, a Jesucristo el Justo.
            
            
            
            
              Y no olvidéis las palabras de Cristo:
            
            
              “Porque el Padre mismo os ama.
            
            
            
            
              El desea reconciliaros con él,
            
            
              quiere ver su pureza y santidad reflejadas en vosotros. Y si tan sólo
            
            
              estáis dispuestos a entregaros a El, el que comenzó en vosotros la
            
            
              buena obra, la perfeccionará hasta el día de nuestro Señor Jesucristo.
            
            
              Orad con más fervor; creed más implícitamente. Cuando lleguemos
            
            
              a desconfiar de nuestra propia fuerza, confiaremos en el poder de
            
            
              nuestro Redentor y alabaremos a Aquel que es la salud de nuestro
            
            
              rostro.
            
            
              Cuanto más cerca estéis de Jesús, más imperfectos os recono-
            
            
              ceréis; porque veréis tanto más claramente vuestros defectos a la
            
            
              luz del contraste de su perfecta naturaleza. Esta es una señal cierta
            
            
              [65]
            
            
              de que los engaños de Satanás han perdido su poder, y de que el
            
            
              Espíritu de Dios os está despertando.
            
            
              No puede existir amor profundo hacia el Señor Jesús en el cora-
            
            
              zón que no comprende su propia perversidad. El alma transformada
            
            
              por la gracia de Cristo admirará el divino carácter de El; pero cuando
            
            
              no vemos nuestra propia deformidad moral damos prueba inequívoca
            
            
              de que no hemos vislumbrado la belleza y excelencia de Cristo.
            
            
              Mientras menos cosas dignas de estima veamos en nosotros,
            
            
              más encontraremos que apreciar en la pureza y santidad infinitas
            
            
              de nuestro Salvador. Una percepción de nuestra pecaminosidad nos
            
            
              impulsa hacia Aquel que puede perdonarnos, y cuando compren-
            
            
              diendo nuestro desamparo nos esforcemos por seguir a Cristo, El se
            
            
              nos revelará con poder. Cuanto más nos impulse hacia El y hacia