Página 86 - El Camino a Cristo (1993)

Basic HTML Version

Capítulo 13—La fuente de regocijo y felicidad
Los hijos de Dios están llamados a ser representantes de Cristo
y a manifestar siempre la bondad y la misericordia del Señor. Así
como el Señor Jesús nos reveló el verdadero carácter del Padre,
hemos de revelar a Cristo ante un mundo que no conoce su ternura y
compasivo amor. “De la manera que tú me enviaste a mí al mundo—
decía Jesús,—así también yo los he enviado a ellos al mundo.”
“Yo en ellos, y tú en mí, ... para que conozca el mundo que tú me
enviaste.
El apóstol Pablo dice a los discípulos del Señor: “Sois
manifiestamente una epístola de Cristo,” “conocida y leída de todos
los hombres.
En cada uno de sus hijos el Señor Jesús envía una
carta al mundo. Si sois discípulos de Cristo, El envía en vosotros una
carta a la familia, a la aldea, a la calle donde vivís. Jesús, que mora
en vosotros, quiere hablar a los corazones que no le conocen. Tal vez
no leen la Biblia ni oyen la voz que les habla en sus páginas; no ven
el amor de Dios en sus obras; pero si sois verdaderos representantes
del Señor Jesús, es posible que por vosotros sean inducidos a conocer
algo de su bondad y sean ganados para amarle y servirle.
Los cristianos son como portaluces en el camino al cielo. Tienen
que reflejar sobre el mundo la luz de Cristo que brilla sobre ellos.
[116]
Su vida y carácter deben ser tales que por ellos adquieran otros una
idea justa de Cristo y de su servicio.
Si representamos verdaderamente a Cristo, haremos que su ser-
vicio parezca atractivo, como lo es en realidad. Los cristianos que
llenan su alma de amargura y tristeza, murmuraciones y quejas, es-
tán representando ante otros falsamente a Dios y la vida cristiana.
Dan la impresión de que Dios no se complace en que sus hijos sean
felices; y en esto dan falso testimonio contra nuestro Padre celestial.
Satanás se regocija cuando puede inducir a los hijos de Dios a
la incredulidad y al desaliento. Se deleita cuando nos ve desconfiar
de Dios y dudar de su buena voluntad y de su poder para salvarnos.
Le agrada hacernos sentir que el Señor nos hará daño por sus pro-
videncias. Es obra de Satanás representar al Señor como falto de
82