La fuente de regocijo y felicidad
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compasión y piedad. Tergiversa la verdad respecto a El. Llena la
imaginación de ideas falsas tocante a Dios; y en vez de espaciar-
nos en la verdad acerca de nuestro Padre celestial, con demasiada
frecuencia nos fijamos en las falsas representaciones de Satanás,
y deshonramos a Dios desconfiando de El y murmurando contra
El. Satanás procura siempre presentar la vida religiosa como una
vida lóbrega. Desea hacerla aparecer trabajosa y difícil; y cuando el
cristiano, por su incredulidad, presenta en su vida la religión bajo
este aspecto, secunda la mentira de Satanás.
Muchos, al recorrer el camino de la vida, se espacian en sus
errores, fracasos y desengaños, y sus corazones se llenan de dolor y
desaliento. Mientras estaba yo en Europa, una hermana que había
estado haciendo esto y que se hallaba profundamente apenada, me
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escribió para pedirme algunos consejos que la animaran. La noche
que siguió a la lectura de su carta soñé que estaba yo en un jar-
dín y que alguien, al parecer dueño del jardín, me conducía por sus
senderos. Yo estaba recogiendo flores y gozando de su fragancia,
cuando esa hermana, que había estado caminando a mi lado, me
llamó la atención a algunos feos zarzales que le estorbaban el paso.
Allí estaba ella, afligida y llena de pesar. No iba por la senda, si-
guiendo al guía, sino que andaba entre espinas y abrojos. “¡Oh!—se
lamentaba—¿no es una lástima que este hermoso jardín esté echado
a perder por las espinas?” Entonces el que nos guiaba dijo: “No
hagáis caso de las espinas, porque solamente os molestarán. Juntad
las rosas, los lirios y los claveles.”
¿No ha habido en vuestra experiencia algunas horas felices? ¿No
habéis tenido algunos momentos preciosos en que vuestro corazón
palpitó de gozo respondiendo al Espíritu de Dios? Cuando recorréis
los capítulos pasados de vuestra vida, ¿no encontráis algunas páginas
agradables? ¿No son las promesas de Dios fragantes flores a cada
lado de vuestro camino? ¿No permitiréis que su belleza y dulzura
llenen vuestro corazón de gozo?
Las espinas y abrojos sólo os herirán y causarán dolor; y si
recogéis únicamente esas cosas y las presentáis a otros, ¿no estáis
menospreciando la bondad de Dios e impidiendo que los demás
anden en el camino de la vida?
No es sabio reunir todos los recuerdos desagradables de la vida
pasada, sus iniquidades y desengaños, para hablar de esos recuer-