Página 30 - El Conflicto Inminente (1969)

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El Conflicto Inminente
sentimientos de incredulidad, consideran que deben conservar sus
posiciones. Y así es como se unen con los impíos y se cierran las
puertas del paraíso.
Dios ha dado en su Palabra pruebas suficientes del divino origen
de ella. Las grandes verdades que se relacionan con nuestra reden-
ción están presentadas en ella con claridad. Con la ayuda del Espíritu
Santo que se promete a todos los que lo pidan con sinceridad, cada
cual puede comprender estas verdades por sí mismo. Dios ha dado a
los hombres un fundamento firme en que cimentar su fe.
Con todo, la inteligencia limitada de los hombres resulta inade-
cuada para comprender los planes del Dios infinito. Nuestras inves-
tigaciones no nos harán descubrir jamás las profundidades de Dios.
No debemos intentar con mano presuntuosa levantar el velo que
encubre su majestad. El apóstol exclama: “¡Cuán incomprensibles
son sus juicios, e inescrutables sus caminos!”
Romanos 11:33
. No
obstante podemos comprender lo bastante su modo de tratar con
nosotros y los motivos que le hacen obrar como obra, para reco-
nocer un amor y una misericordia infinitos unidos a un poder sin
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límites. Nuestro Padre celestial dirige todas las cosas con sabiduría
y justicia, y no debemos vivir descontentos ni desconfiados, sino
inclinarnos en reverente sumisión. El nos revelará sus designios en
la medida en que su conocimiento sea para nuestro bien, y en cuanto
a lo demás debemos confiar en Aquel cuya mano es omnipotente y
cuyo corazón rebosa de amor.
Si bien es cierto que Dios ha dado pruebas evidentes para la
fe, él no quitará jamás todas las excusas que pueda haber para la
incredulidad. Todos los que buscan motivos de duda los encontrarán.
Y todos los que rehusan aceptar la Palabra de Dios y obedecerla
antes que toda objeción haya sido apartada y que no se encuentre
más motivo de duda, no llegarán jamás a la luz.
No hay más que una línea de conducta que puedan seguir los que
desean sinceramente librarse de las dudas. En lugar de ponerlo todo
en tela de juicio y de entregarse a cavilaciones acerca de cosas que
no entienden, presten atención a la luz que ya está brillando en ellos
y recibirán aún más luz. Cumplan todo deber que su inteligencia ha
entendido y así se pondrán en condición de comprender y realizar
también los deberes respecto a los cuales les quedan dudas.