Página 69 - El Conflicto Inminente (1969)

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El mayor peligro para el hogar y la vida
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instituciones de la iglesia, su obra será aceptada como manifestación
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del poder divino.
La línea de separación entre los que profesan ser cristianos y
los impíos es actualmente apenas perceptible. Los miembros de las
iglesias aman lo que el mundo ama y están listos para unirse con
ellos; Satanás tiene resuelto unirlos en un solo cuerpo y de este modo
robustecer su causa atrayéndolos a todos a las filas del espiritismo.
Los papistas, que se jactan de sus milagros como signo cierto de que
su iglesia es la verdadera, serán fácilmente engañados por este poder
maravilloso, y los protestantes, que han arrojado de sí el escudo de
la verdad, serán igualmente seducidos. Los papistas, los protestantes
y los mundanos aceptarán igualmente la forma de la piedad sin el
poder de ella, y verán en esta unión un gran movimiento para la
conversión del mundo y el comienzo del milenio tan largamente
esperado.
El espiritismo hace aparecer a Satanás como benefactor de la raza
humana, que sana las enfermedades del pueblo y profesa presentar
un sistema religioso nuevo y más elevado; pero al mismo tiempo
obra como destructor. Sus tentaciones arrastran a multitudes a la
ruina. La intemperancia destrona la razón, los placeres sensuales,
las disputas y los crímenes la siguen. Satanás se deleita en la guerra,
que despierta las más viles pasiones del alma, y arroja luego a sus
víctimas, sumidas en el vicio y en la sangre, a la eternidad. Su objeto
consiste en hostigar a las naciones a hacerse mutuamente la guerra;
pues de este modo puede distraer los espíritus de los hombres de la
obra de preparación necesaria para subsistir en el día del Señor.
Satanás obra asimismo por medio de los elementos para cosechar
muchedumbres de almas aún no preparadas. Tiene estudiados los
secretos de los laboratorios de la naturaleza y emplea todo su poder
para dirigir los elementos en cuanto Dios se lo permita. Cuando se le
dejó que afligiera a Job, ¡cuán prestamente fueron destruídos reba-
ños, ganado, sirvientes, casas e hijos, en una serie de desgracias, obra
de un momento! Es Dios quien protege a sus criaturas y las guarda
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del poder del destructor. Pero el mundo cristiano ha manifestado su
menosprecio de la ley de Jehová, y el Señor hará exactamente lo que
declaró que haría: alejará sus bendiciones de la tierra y retirará su
cuidado protector de sobre los que se rebelan contra su ley y que
enseñan y obligan a los demás a hacer lo mismo. Satanás ejerce