Página 70 - El Conflicto Inminente (1969)

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El Conflicto Inminente
dominio sobre todos aquellos a quienes Dios no guarda en forma
especial. Favorecerá y hará prosperar a algunos para obtener sus
fines, y atraerá desgracias sobre otros, al mismo tiempo que hará
creer a los hombres que es Dios quien los aflige.
Al par que se hace pasar ante los hijos de los hombres como
un gran médico que puede curar todas sus enfermedades, Satanás
producirá enfermedades y desastres al punto que ciudades populosas
sean reducidas a ruinas y desolación. Ahora mismo está obrando.
Ejerce su poder en todos los lugares y bajo mil formas: en las desgra-
cias y calamidades de mar y tierra, en las grandes conflagraciones,
en los tremendos huracanes y en las terribles tempestades de granizo,
en las inundaciones, en los ciclones, en las mareas extraordinarias
y en los terremotos. Destruye las mieses casi maduras y a ello si-
guen la hambruna y la angustia; propaga por el aire emanaciones
mefíticas y miles de seres perecen en la pestilencia. Estas plagas
irán menudeando más y más y se harán más y más desastrosas. La
destrucción caerá sobre hombres y animales. “La tierra se pone de
luto y se marchita,” “desfallece la gente encumbrada de la tierra. La
tierra también es profanada bajo sus habitantes; porque traspasaron
la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno.”
Isaías
24:4, 5 (VM)
.
Y luego el gran engañador persuadirá a los hombres de que son
los que sirven a Dios los que causan esos males. La parte de la
humanidad que haya provocado el desagrado de Dios lo cargará a
la cuenta de aquellos cuya obediencia a los mandamientos divinos
es una reconvención perpetua para los transgresores. Se declarará
que los hombres ofenden a Dios al violar el descanso del domingo;
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que este pecado ha atraído calamidades que no concluirán hasta que
la observancia del domingo no sea estrictamente obligatoria; y que
los que proclaman la vigencia del cuarto mandamiento, haciendo
con ello que se pierda el respeto debido al domingo y rechazando
el favor divino, turban al pueblo y alejan la prosperidad temporal.
Y así se repetirá la acusación hecha antiguamente al siervo de Dios
y por motivos de la misma índole: “Y sucedió, luego que Acab vió
a Elías, que le dijo Acab: ¿Estás tú aquí, perturbador de Israel? A
lo que respondió: No he perturbado yo a Israel, sino tú y la casa
de tu padre, por haber dejado los mandamientos de Jehová, y haber
seguido a los Baales.”
1 Reyes 18:17, 18 (VM)
. Cuando con falsos