Página 89 - El Conflicto Inminente (1969)

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Capítulo 9—Liberación y refugio para los justos
Cuando los que honran la ley de Dios hayan sido privados de
la protección de las leyes humanas, empezará en varios países un
movimiento simultáneo para destruirlos. Conforme vaya acercán-
dose el tiempo señalado en el decreto, el pueblo conspirará para
extirpar la secta aborrecida. Se convendrá en dar una noche el golpe
decisivo, que reducirá completamente al silencio la voz disidente y
reprensora.
El pueblo de Dios—algunos en las celdas de las cárceles, otros
escondidos en ignorados escondrijos de bosques y montañas—
invocan aún la protección divina, mientras que por todas partes
compañías de hombres armados, instigados por legiones de ángeles
malos, se disponen a emprender la obra de muerte. Entonces, en la
hora de supremo apuro, es cuando el Dios de Israel intervendrá para
librar a sus escogidos. El Señor dice: “Vosotros tendréis canción,
como en noche en que se celebra pascua; y alegría de corazón, como
el que va ... al monte de Jehová, al Fuerte de Israel. Y Jehová hará
oír su voz potente, y hará ver el descender de su brazo, con furor de
rostro, y llama de fuego consumidor; con dispersión, con avenida, y
piedra de granizo.”
Isaías 30:29, 30
.
Multitudes de hombres perversos, profiriendo gritos de triunfo,
burlas e imprecaciones, están a punto de arrojarse sobre su presa,
cuando de pronto densas tinieblas, más sombrías que la obscuridad
de la noche caen sobre la tierra. Luego un arco iris, que refleja la
gloria del trono de Dios, se extiende de un lado a otro del cielo,
y parece envolver a todos los grupos en oración. Las multitudes
encolerizadas se sienten contenidas en el acto. Sus gritos de burla
expiran en sus labios. Olvidan el objeto de su ira sanguinaria. Con
terribles presentimientos contemplan el símbolo de la alianza divina,
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y ansían ser amparadas de su deslumbradora claridad.
Los hijos de Dios oyen una voz clara y melodiosa que dice:
“Enderezaos,” y, al levantar la vista al cielo, contemplan el arco
de la promesa. Las nubes negras y amenazadoras que cubrían el
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