Página 19 - Cartas a J

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“Si Jehová no edificare la casa” (Salmos 127:1)
Los que piensan en casarse deben pesar el carácter y la influencia
del hogar que van a fundar. Al llegar a ser padres se les confía un
depósito sagrado. De ellos depende en gran medida el bienestar
de sus hijos en este mundo, y la felicidad de ellos en el mundo
futuro. En alto grado determinan la naturaleza física y moral de sus
pequeñuelos. Y del carácter del hogar depende la condición de la
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sociedad. El peso de la influencia de cada familia se hará sentir en
la tendencia ascendente de la sociedad.
La elección de esposo o de esposa debe ser tal que asegure del
mejor modo posible el bienestar físico, intelectual y espiritual de
padres e hijos, de manera que capacite a unos y a otros para ser una
bendición para sus semejantes y una honra para su Creador
Jesús no empezó su ministerio haciendo alguna gran obra delante
del Sanedrín de Jerusalén. Su poder se manifestó en una reunión
familiar, celebrada en una pequeña aldea de Galilea, para aumentar
el placer de una fiesta de bodas. Así demostró su simpatía por los
hombres y su deseo de contribuir a su felicidad
El que creó a Eva para que fuese compañera de Adán realizó su
primer milagro en una boda. En la sala donde los amigos y parien-
tes se regocijaban, Cristo principió su ministerio público. Con su
presencia sancionó el matrimonio, reconociéndole como institución
que él mismo había fundado
Sólo la presencia de Cristo puede hacer felices a hombres y mu-
jeres. Cristo puede transformar todas las aguas comunes de la vida
en vino celestial. El hogar viene a ser entonces un Edén de biena-
venturanza; la familia, un hermoso símbolo de la familia celestial
Edson fue el segundo de los cuatro hijos de Elena
G. de White. Debido a sus largos viajes y otras res-
ponsabilidades que desempeñó en su ocupada vida, ella
tuvo que estar lejos de sus hijos. Se ha preservado una
amplia colección de sus cartas a ellos. La que se incluye
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