Página 367 - Consejos para los Maestros (1971)

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Algunos resultados del estudio de la Biblia
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que hay en el mundo. Debe enseñárseles que los verdaderos se-
guidores de Cristo servirán a Dios no sólo cuando el hacerlo esté
de acuerdo con sus inclinaciones, sino también cuando signifique
abnegación y llevar la cruz. Los pecados que asedian deben ser
combatidos y vencidos. Los rasgos objetables de carácter, sean he-
reditarios o cultivados, deben ser comparados con la gran regla de
justicia, y luego vencidos en la fuerza de Cristo. Día tras día, hora
tras hora, ha de continuar en el corazón una obra vigorosa de abne-
gación y santificación; entonces las acciones darán testimonio de
que Jesús mora en el corazón por la fe. La santificación no cierra las
avenidas del alma al conocimiento, sino que expande la mente y la
inspira a buscar la verdad como tesoro escondido.
Una guía infalible
El joven que hace de la Biblia su guía, no está condenado a
equivocar la senda del deber y de la seguridad. Este libro le enseñará
a conservar su integridad de carácter, a ser veraz, a no practicar
engaño. Le enseñará que nunca debe transgredir la ley de Dios a fin
de lograr algo deseado, aunque el obedecer signifique un sacrificio.
Le enseñará que la bendición del cielo no descansa sobre el que
se aparta de la senda del deber; que aunque los hombres parezcan
prosperar en la desobediencia, cosecharán seguramente el fruto de
la siembra que hayan hecho.
Únicamente los que estiman las Escrituras como la voz de Dios
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que les habla, son los que aprenden verdaderamente. Tiemblan a
la voz de Dios, porque para ellos es una realidad viva. Abren su
entendimiento a la instrucción divina, y oran por gracia, a fin de
obtener una preparación para servir. Cuando el buscador de la verdad
tiene en su mano la antorcha divina, ve en su propia flaqueza la
desesperanza de mirarse a sí mismo en busca de justicia. Ve que no
hay en él nada que lo pueda recomendar a Dios. Ora para que el
Espíritu Santo, el representante de Cristo, sea su guía constante y que
lo conduzca a toda verdad. Repite la promesa: “Mas el Consolador,
el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas”.
Juan 14:26
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