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Tabla de Contenidos
Tabla de Contenidos
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Información sobre este libro 5 -
Prefacio 8 -
Sección 1—La educación superior 19 -
Sección 2—El objeto de nuestras escuelas 41 -
Sección 3—Principios generales 67 -
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Capítulo 10—La educación correcta 68 -
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La individualidad de los niños 68 -
Una causa de inestabilidad en los jóvenes 69 -
Cualidades personales del maestro 71 -
El encierro en la escuela 71 -
El plan ideal 72 -
Degeneración física 74 -
Importancia de la educación en el hogar 74 -
Regulación del trabajo y la recreación 75 -
Resultados de la continua aplicación 76
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Capítulo 11—Nuestro colegio 78 -
Capítulo 12—Comportamiento de los estudiantes 88
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Sección 4—La escuela del hogar 93 -
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Capítulo 13—La primera escuela del niño 94 -
Capítulo 14—La salvaguardia de los jóvenes 103 -
Capítulo 15—¿Qué deben leer nuestros hijos? 113 -
Capítulo 16—La parábola de la semilla vegetante 119 -
Capítulo 17—La enseñanza de lecciones de utilidad 123 -
Capítulo 18—La cooperación entre el hogar y la escuela 127 -
Capítulo 19—Las escuelas familiares 133
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Sección 5—La escuela de iglesia 137 -
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Capítulo 20—Nuestra responsabilidad 138 -
Capítulo 21—La obra que debemos hacer para nuestros hijos 141 -
Capítulo 22—La obra de la escuela de iglesia 145 -
Capítulo 23—Cristo como el ejemplo y maestro de los jóvenes 149 -
Capítulo 24—La lección bíblica 152 -
Capítulo 25—La enseñanza por la naturaleza 155 -
Capítulo 26—Bajo la disciplina de Cristo 160
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Sección 6—La escuela intermediaria 169 -
Sección 7—El maestro y la obra 189 -
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Capítulo 30—Algunas de las necesidades del maestro cristiano 190 -
Capítulo 31—La necesidad de hacer lo mejor posible 196 -
Capítulo 32—Una consagracion más profunda 204 -
Capítulo 33—La importancia de la sencillez 208 -
Capítulo 34—Palabras de prevención 211 -
Capítulo 35—El gran maestro 214 -
Capítulo 36—La disciplina cristiana 218
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Sección 8—Estudio y trabajo 225 -
Sección 9—La recreación 261 -
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Capítulo 43—Como luces en el mundo 262 -
Capítulo 44—Diversiones peligrosas para los jóvenes 265 -
Capítulo 45—Confirmación de los principios correctos en los jóvenes 270 -
Capítulo 46—La recreación cristiana 274 -
Capítulo 47—Las diversiones mundanales 276 -
Capítulo 48—Las fiestas para Dios 280 -
Capítulo 49—Como pasar las fiestas 282 -
Capítulo 50—El peligro de las diversiones 284
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Sección 10—El Espíritu Santo en nuestras escuelas 291 -
Sección 11—Un estudio provechoso 309 -
Sección 12—La Biblia en la educación 343 -
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Capítulo 59—La palabra de Dios es un tesoro 344 -
Capítulo 60—El libro de los libros 349 -
Capítulo 61—El profesor de Biblia 352 -
Capítulo 62—Por no estudiar la palabra de Dios 358 -
Capítulo 63—Algunos resultados del estudio de la Biblia 366 -
Capítulo 64—La palabra y las obras de Dios 370 -
Capítulo 65—Estudiad la Biblia por vosotros mismos 375
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Sección 13—Estudios de medicina 379 -
Sección 14—Una preparación misionera 401 -
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Capítulo 69—La educación prepara para servir 402 -
Capítulo 70—La obtención de la eficiencia 408 -
Capítulo 71—La eficiencia en el servicio 414 -
Capítulo 72—La educación más esencial para los obreros evangélicos 416 -
Capítulo 73—“Conforme a lo que uno tiene” 418 -
Capítulo 74—Los jóvenes como misioneros 421 -
Capítulo 75—Cooperación entre escuelas y sanatorios 425 -
Capítulo 76—Una visión más amplia 429 -
Capítulo 77—Una experiencia alentadora 433 -
Capítulo 78—Una educación misionera 435 -
Capítulo 79—Los jóvenes han de llevar cargas 439 -
Capítulo 80—Las sociedades literarias 444 -
Capítulo 81—La obra misionera de los estudiantes 447
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