Página 254 - Consejos para los Maestros (1971)

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Consejos para los Maestros
quedan alistadas en el esfuerzo por obedecer. Tenemos una vocación
elevada y santa. Los maestros y los alumnos han de ser mayordomos
de la gracia de Cristo, y deben ser siempre fervorosos.
El trabajo industrial
Al establecer nuestras escuelas fuera de las ciudades, daremos
a los alumnos oportunidad de adiestrar tanto sus músculos para
trabajar como el cerebro para pensar. Debe enseñárseles a plantar, a
cosechar las mieses, a edificar, a ser obreros misioneros aceptables
en los trabajos prácticos. Por su conocimiento de las industrias
útiles, a menudo podrán quebrantar el prejuicio; a menudo podrán
prestar tanto servicio que la verdad quedará recomendada por el
conocimiento que posean.
En nuestra escuela de Australia, educamos a nuestros jóvenes
en estos ramos, mostrándoles que a fin de obtener una educación
completa, deben dividir su tiempo entre la adquisición del saber de
los libros y la obtención de un conocimiento del trabajo práctico.
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Parte del tiempo se dedicaba al trabajo manual. Así aprendían los
alumnos a limpiar la tierra, cultivar el suelo y edificar casas; y estas
actividades se realizaban mayormente durante el tiempo que de
otra manera se habría dedicado a jugar y buscar diversiones. El
Señor bendijo a los estudiantes que dedicaron sus horas a aprender
lecciones de utilidad. Se me instruyó que dijese a los dirigentes y
maestros de aquella escuela:
“Diversas industrias deben instalarse en nuestras escuelas. La
instrucción industrial debe incluir la teneduría de libros, la carpinte-
ría y todo lo que abarca la agricultura. Deben hacerse preparativos
para enseñar los trabajos de herrería, pintura, zapatería, arte culina-
rio, panadería, lavandería, zurcidos, dactilografía e imprenta. Debe
dedicarse a este trabajo de adiestramiento toda facultad de que dis-
ponemos, para que los alumnos puedan salir bien preparados para
los deberes de la vida práctica.
“Debe darse a los estudiantes una educación práctica en la agri-
cultura. Esto será de valor inestimable para muchos en sus trabajos
futuros. El adiestramiento obtenido en derribar árboles y cultivar el
suelo, así como en los ramos literarios, es la educación que nuestros
jóvenes deben procurar. La agricultura abrirá recursos para el sostén