Página 194 - Consejos para los Maestros (1971)

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Consejos para los Maestros
trabajo. Permanecerán firmes en sus puestos del deber. Tendrán un
genio plácido, un espíritu confiado.
Aumentará con el uso
El maestro no tiene que pensar que debe dedicar todo su tiempo al
estudio de los libros. Poniendo en práctica lo que aprende, obtendrá
más de lo que lograría por el simple estudio. A medida que emplee
su conocimiento, recibirá más. Algunos, que tienen solamente un
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talento, creen que no pueden hacer nada. Lo ocultan en la tierra,
por así decirlo; y porque no se multiplica, murmuran contra Dios.
Pero si ellos quisieran ejercitar la capacidad que les ha sido dada,
sus talentos se duplicarían. Por el uso fiel de los talentos éstos se
multiplican. Cuando aprovechamos debidamente las ventajas que
Dios nos da, él aumenta nuestra capacidad para servir.
Por el hecho de que enseñáis, no penséis que es innecesario
obtener preparación en los deberes más sencillos de la vida. Por el
hecho de que estudiáis los libros, no descuidéis los deberes diarios
que os rodean. Doquiera estéis, entretejed con vuestra vida toda
utilidad posible, y hallaréis que vuestra mente se vuelve más capaz
de expansión, más vigorosa para la comprensión de las lecciones que
procuráis aprender. Cumpliendo con fidelidad todo deber práctico
que os incumba, os calificáis mejor para educar a los que necesitan
aprender a hacer estas cosas.
Una súplica
Hay quienes aman la sociedad del mundo, que consideran la
compañía de los mundanos como algo que es más deseable que
la compañía de los que aman a Dios y guardan sus mandamien-
tos. Maestros, sabed lo suficiente para obedecer a Dios. Sabed lo
suficiente para seguir en las pisadas de Jesús, para llevar el yugo
de Cristo. ¿Deseáis la sabiduría de Dios? Entonces humillaos de-
lante de él; andad en el camino de sus mandamientos; resolveos,
a que sacaréis el mejor partido posible de toda oportunidad que se
os conceda. Juntad todo rayo de luz que caiga sobre vuestra senda.
Seguid la luz. Poned en práctica en vuestra vida las enseñanzas de
la verdad. A medida que os humilléis bajo la poderosa mano de